lunes, 14 de noviembre de 2011

epílogos

Epílogo 1

Todo esto responde a diferencias presociales de origen cultural, falta una racionalidad en el poder financiero e insititucional, es como si preguntamos por la racionalidad del poder religioso, hay muchas diferencias preteóricas sociales y de origen simbólico. Las clases populares también tienen su propia mitología, que puede ser culta y sofisticada, cada uno exhibe su propio totem como un trofeo. Estas diferencias culturales residen en la genealogía del poder. No sólo Alemania, Reino Unido, California, están ahora usando este poder oscurantista del dinero en su favor. Los tecnólogos también tienen su propio lenguaje, forman cuerpos privilegiados de saber y por supersposición la diversidad de estos lenguajes crean una separación del resto de saberes, que dependen cada vez más de su precisión lógica; es como los economistas y los politólogos, ellos creen en este perfeccionamiento, porque ahí residen la racionalidad. Pero realmente lo importante no es esto, sino es la simbología y la escenografía, esto es lo que une realmente ante el poder. La simbología científica y la precisión numérica sólo sirven para capturar mediante la sumisión al deseo, el deseo de poder, y nada más. El discurso ético y político en último término se adhiere a una racionalidad pero que responde a un lenguaje simbólico. El discurso brillante del ciéntifico o del nobel, sólo sirve para la ilusión de crear una especie de cohesión social global, sin embargo no impide las diferencias sociales, la separación del poder financiero y político cada vez es más ostentosa. En cierta manera, la única forma cómo se puede llegar a una cohesión social, es mediante estas técnicas oscurantistas que intentan reequilibrar el poder, faltando a toda la lógica, mediante técnicas oscurantistas de poder, porque la democracia no es igualitaria. Es el modo cómo se responde a políticas keynesianas, desde el sistema desde dentro. El concepto de globalización está puestos en entredicho, los conceptos numéricos sólo sirven para crear superposiciones de lenguajes simbólicos. La única manera de cambiar la realidad es asumiendo estas diferencias presociales desde dentro, como genealogía cultural. Y desde luego Alemania no las oculta. El problema es cómo podemos responder nosotros. Yo creo que es un error apelar a exclusivos nacionalismos, pues como se está viendo son diferencias sociales y presociales. Es como si apeláramos al instinto de supervivencia. ¿Quién puede mover todo eso? ¿Qué clase de empresas son las que están saliendo fuera de España? y ¿cómo se explica que el papa venga tres veces a España?, ¿qué clase de poderes ocultos hay aquí? sin duda, cada país está respondiendo a diferencias preteóricas culturales, lo que denota que cuesta mucho movernos hacia una verdadera democracia igualitaria. Y desde luego la pretensión científica es la que se está capturando más en los países más privilegiados, pero sobre esto se podría hablar sobre la incomensurabilidad teórica de Kuhn y de sus paradigmas, sí, por lo visto Kuhn, cada vez creía menos en sus paradigmas. Kuhn, descubridor de los paradigmas científicos y de sus cambios y revoluciones, él mismo hacia la madurez de sus estudios abandona casi por completo el discurso acerca de los paradigmas, y restringe el concepto de revolución científica al de un proceso de especiación y especialización por el cual una disciplina científica va acotando los márgenes de su objeto de estudio, alejándose de los horizontes de otras especialidades. En este último sentido, como una forma de holismo restringido que afecta las distintas ramas del desarrollo científico, reaparece el concepto de inconmensurabilidad teórica, el único que Kuhn parece haber mantenido incólume hasta el final de sus días.

Hay una mitología popular que llega a la gente de la calle que tiene o puede tener una simbología sofisticada y culta, pero asímismo hay una técnica culta numérica, de gran precisión lógica, que es la que ha tomado la ciencia con la matemática y la física, y la que se propone como modelo para asumir el saber y el poder, tanto político como científico.

Este lenguaje numérico ha creado por superposición una separación con el resto de los saberes y de la sociedad, de manera que se forman tecnólogos, políticos, economistas, y todos dependen de la precisión lógica de su saber. En cierta manera, se ha formado un cuerpo privilegiado del saber, que es una élite, pero no es todavía gobernante. En último término, el gobernante podía enterrar algunos conceptos numéricos, podía ponerlos en paréntesis, mientras competía por otros incentivos o se adhería a otras conversaciones éticas o políticas. Pero lo importante es saber que cada discurso tiene su simbología y su escenografía, y eso lo mantiene vivo, que tanto el discurso de la ciencia con su precisión lógica servía para capturar el deseo del brillante científico, como se lograba así capturar la atención y la sumisión al poder; mientras que el poder financiero que en último término ejercían los políticos dependía de un discurso ético y político, uniendo la simbología científica y la precisión numérica, pero a esto cuando fallaba la lógica había que añadir las conversaciones políticas y una cierta ética estratégica y consensual, de este modo también se contaba con otras élites y se capturaban por el deseo del poder. Así, entre diversidades de códigos y de símbolos, o entre diferencias preteóricas sociales se construía una cohesión social global, pero al mismo tiempo había peligro de causar diferencias sociales cada vez más notables, sobre todo en épocas críticas, como hoy día está sucediendo, en que la separación entre el poder financiero y político es cada vez más ostentosa, y además el poder oscurantista tanto de la ciencia y del dinero están puesto en entredicho. Esto es lo que está poniendo en tela de juicio el concepto actual de la globalización, que se presta a no ser interpretado bien sino a ser defendido solamente por aquellos que podían confiar en el libre mercado y que eran aquellos países que previamente detentaban el monopolio de alguna materia prima, más alguna industria relacionada con las nuevas tecnologías.

Estábamos pues arrastrando las técnicas cultas del deseo a través de la Publicidad, y su obra de la sumisión, que ostentan el consumo y el poder, y por otra parte, con estas técnicas aún más cultas de la sumisión pacífica por el deseo se intenta asumir un poder que es capturado a través de la ciencia. Ambas clases las de los tecnólogos y las de las mitologías populares están y siguen sometidas al poder de la globalización, y en favor de valores que son predominantemente culturales de genealogía del poder, y esto es lo que está contando hoy día, mientras no se igualen cada vez más las fuerzas entre estas diferencias presociales, y entre otras cosas falta una racionalidad en el poder financiero e institucional, que se ve que ha acaparado todo el poder, y falta una democracia más igualitaria, y el empeño en que los recursos y las capacidades estén más igualados y no cada vez más distanciados, y de que lleguen también a las masas las oportunidades nuevas y que no se basen en técnicas oscurantistas o demasiado logicistas, sino que puedan ser interpretadas desde corrientes hermenéuticas de autocomprensión y desde posturas criticistas de los aspectos tradicionales institucionales.

Este tema estoy intentando escribirlo como puedo, pues es un lenguaje filosófico que yo me he inventado, y tampoco hay muchas referencias, cuando hablo de superposición de lenguajes y de estructuras lingüísticas, puedo citar a Peter Berger, y en un plano sociológico, pero faltaría todavía ir más allá.


Epílogo 2

“El pueblo puede ser también el artífice de su propia esclavitud, como de su propia liberación -esto dice María Zambrano-. El ser pueblo no es algo dado para siempre. La posibilidad de que el pueblo como tal, sea una realidad en vía de integración, una realidad que ha ido revelándose, es decir, una realidad que va absorbiendo a la anterior. Pues el pueblo no ha existido siempre de la misma manera. Puede verse degradado en masa y su prototipo de individuo es aquel que sólo se reconoce con derechos, ávido de usar y de gozar las cosas que no sólo no sabe crear sino que no conoce. El hombre, pues, que vive de los resultados de los productos, cuyo proceso de creación le es desconocido y lo que es más grave, indiferente.”

Sigo citándola: “La historia de Occidente se ha caracterizado por el hecho de que en toda sociedad siempre se ha requerido de la existencia de un ídolo —una divinidad, en las sociedades teocráticas; el progreso y la razón, en las sociedades modernas— y una víctima, esto es, los seres humanos concretos, cuyas vidas son inmoladas para que perviva aquello que se erige como ídolo. Se requiere, pues, que algo o alguien se endiose para que se exija el tributo del sacrificio. La historia, pues, ha requerido del sacrificio de las víctimas. De ahí que la historia occidental sea, en lo fundamental, historia sacrificial y que, por tanto, sea necesario superarla para arribar a una historia humanizada, que no requiera de la existencia de víctimas e ídolos para subsistir.”

“Cuando la revolución se impone entonces; el ídolo pasa a ser la víctima. Y se le hace morir como ídolo, a la vista de todos; todo régimen absolutista ha sentido la necesidad o ha tenido que ceder a la exigencia de las víctimas que pedían el sacrificio de un ídolo. Y aunque suela darse la inversión de papeles entre las víctimas y el ídolo, son precisamente esos grupos humanos, ocultos por la historia dominante en el silencio de la intrahistoria, las masas, los que están llamados a desempeñar el papel de víctimas. Y esto último se da para congraciarse con un ídolo. Un ídolo que no es necesariamente el caudillo que se endiosa —o lo endiosan—, sino una idea, una aspiración, un ideal noble, como el de progreso, patria o revolución”.

“En el mundo actual tal vez la gran amenaza a la vida humana ya no sea el fascismo tal y como se padeció en Europa, tal y como lo sufrieron en carne propia tantos miles y cientos de miles de personas pero sí tenemos una amenaza que se viste con un ropaje tan legítimo como es la lucha contra un mundo inseguro y que padece catástrofes terroristas y en virtud de causas económicas injustas.”

Se ve también en nuestro sacrificio de las libertades ciudadanas y de los derechos humanos a cambio de más “seguridad”. Hemos preferido abdicar, poco a poco, de nuestra condición de ciudadanos —elemento esencial para ser personas— para resignarnos a ser individuos y masas de individuos. Amplia es la tarea, pues hay que salvarlo todo. Cultura y democracia. Individuo y sociedad. Razón y sentimiento. Economía y libertad.

Según Johann Jacob Meyen en 1769: “Se sabe que las naciones primitivas no mejoran sus costumbres y hábitos para hallar más tarde industrias útiles, sino justamente al revés”. El cambio de mentalidad acompaña al cambio en el modo de producción. Las mentalidades y las instituciones cambian de forma relativamente rápida cuando se modifica la estructura de las actividades económicas. Esta es la dirección básica de la flecha causal del desarrollo. Esta es la física cuántica que procede.

Mientras nosotros discutimos entre nosotros como ignorantes y necios que somos, los países ricos siguen ahí imponiendo su tecnología, y siguiendo el curso del cambio del mundo y de la tecnología; no deberíamos escuchar a nigún político más, porque son unos necios. El “multiplicador de la industria” era la clave tanto para el progreso como para la libertad política. Y esto todavía tienen que aprenderlo muchos políticos. Los desajustes en el aprendizaje entre las viejas y las nuevas generaciones contribuyen también a frenar un cambio tecnológico radical. El derrocamiento de las instituciones no sigue inmediatamente al de las opiniones. La inercia frena el proceso de cambio. Hemos perdido ya mucho tiempo y los gobiernos no hacen nada por adaptarnos a los cambios, mientras que los países del primer mundo siguen aprovechando este estado de confusión para crecer en su ventaja competitiva. Resulta particularmente interesante que cuando un país exportaba productos industriales a cambio de otros productos industriales, esto se consideraba un buen comercio para ambas partes. Y en Andalucía sólo se está mirando si vamos a recibir la subvención agrícola.

Sin recursos físicos no funciona la economía, pero tampoco sin recursos humanos y sin recursos sociales, sin valores compartidos, sin hábitos que generen la confianza (como para firmar un contrato con ciertas garantías de cumplimiento). La austeridad parece un valor neutral pero no lo es del todo, como si fuera un mecanismo puramente sometido a leyes cuasi naturales. Se olvida de que hay otro recurso, que es el capital social, que puede tomarse así, como si fuera un capital físico y humano. Los que más han teorizado en filosofía social sobre ello han sido los alemanes. Nosotros no tenemos una tradición en ese sentido teórica, volvemos a nuestras batallitas ultraliberales o sociales. Pero esto es como la metáfora kantiana del pueblo de los demonios, que preferirían la cooperación al conflicto, con tal de que tuvieran entendimiento. Sin embargo, el capital social es lo único que puede generar una democracia auténtica, para sentar las bases de una economía en el pleno sentido. ¿Por qué en Alemania se ha podido redistribuir mejor las horas de trabajo de empleo y conceder una subvención para los trabajadores que reducían su jornada? Porque son fuertes en capital social, en asociaciones horizontales. Y esto se consigue también con austeridad fiscal y social, se consigue con recursos humanos, con la conciencia de que todos estamos afectados. La austeridad desde luego no se puede evitar pero sí se podría corregir con una especie de “arte asociativo”, extendiéndolo a regiones más individualistas, no tiene que ver con una filiación política, sino con el trabajo asalariado. Una sociedad injusta no es al cabo ni siquiera eficiente, ya que la justicia, valiosa por sí misma, es también una “herramienta” para optimizar recursos físicos y humanos, porque presta mayor cohesión a una sociedad que su contrario. Los que se llaman a sí mismos liberales conviene recordar que la más básica de las liberaciones es la “liberación de la necesidad”. Las asociaciones horizontales (llamadas así por Putnam) presentan una capacidad ilimitada de generar relaciones de reciprocidad, mutualidad y cooperación. Puesto que llegar a decisiones aceptables para todos es lo que ayuda a vencer los problemas colectivos, recurrir a organizaciones verticales no es lo que favorece la cooperación. La cuestión es ésta: qué podemos hacer con los recursos humanos, físicos y sociales, más que anteponer ante todo la regla de austeridad, porque esto lo que hace es jerarquizar, imponer unas asociaciones verticales más que otra cosa, frente a otros núcleos políticos y económicos. Se ganan muchos votos cuando esto se predica con más o menos sentido, sin embargo, qué se propone, qué núcleos asociativos tienen fuerza alrededor de esta regla, cuando lo que parece es que se están desarticulando, enervando, perdiendo fuerza vertebral social. De esto es de lo que se debería hablar y convencer.

Epílogo 3

Yo sinceramente pienso que esto no es que sea una conspiración anglosajona, sino que es una conspiración judeo-anglosajona en toda regla. Misterio (religión), cábala (matemáticas) y dinero, con estos tres poderes invisibles son invencibles, nadie osaría enfrentarse a ellos. Se diría que Alemania está a punto de desquiciarse, esto es lo que más le gusta al temperamento judío, ponerte de los nervios hasta conseguirte hacer que llores, y lo intentarán por todos los medios, porque tienen una capacidad para medir todo lo psicológico, lo que angustia al hombre, parece que son fríos, pero no lo son, tienen los mismos sentimientos, responden a la ira y esto por supuesto que no es una conspiración, es que los judíos son inteligentísimos, ahora nos estamos dando cuenta por fin, de todo lo que ellos han representado en la historia, y cómo han conseguido estar ahora en el puesto en que están y que tienen. Alemania está a punto de llorar y tendrá que pedirles a ellos, pero ellos están encantados en verdad, y nosotros en una película que parece que no va con nosotros, que tenemos un temperamento latino. Yo los he visto en Londres, en un parque del norte donde se concentraban y luego también en la zona del Queen garden, es que no me acuerdo de los nombres, tendría que mirar el mapa, y desde luego representan a alguien allí, van vestidos con traje oscuro, enseguida se nota quienes son, van con su mujer, porque el judío aunque siempre ha despreciado a la mujer, nunca anatematizó la sexualidad, como luego hizo el cristianismo. Bueno, pues esto no es una conspiración, sino que es el signo de los tiempos, parece como si la historia se vengase de forma natural. Y lo cierto es que es así, ellos nos están haciendo la vida imposible, porque es muy difícil meterse en los dilemas mentales que tienen ellos, como digo, son personas muy inteligentes. Y de acuerdo con ello, Alemania no es que no lo sea, que lo es, pero ha jugado con armas más visibles, y ahora está pagando su error, y por eso va a haber que crear un nuevo lenguaje para entenderse. Por otra parte, los políticos no se enteran de nada, no están en contacto con la realidad, ellos sólo se acuerdan del pueblo en las votaciones.

La democracia no sólo es la soberanía popular, es la igualdad de los ciudadanos. Esa igualdad exige que los ciudadanos participen como iguales. Esta dimensión de la igualdad se hizo evidente sólo tardíamente en la historia de la democracia, cuando el hecho de que el pueblo en su conjunto, más que algún monarca o déspota, debía tener el poder final de gobierno. Pero en una sociedad con una enorme desigualdad de riqueza y de otros recursos, algunos ciudadanos tendrán una oportunidad mucho mayor de ocupar cada una de estas posiciones de encumbrada influencia sólo porque son más ricos y esto es, de hecho, un insulto a la igualdad de los ciudadanos. La democracia mayoritaria, llamada asociativa por Ronald Dworkin, “resulta menoscabada cuando ciertos grupos de ciudadanos no tienen ninguna (o tienen sólo una profundamente disminuida) oportunidad de luchar a favor de sus convicciones, porque carecen de los fondos necesarios para competir con donantes ricos y poderosos. Nadie puede considerarse plausiblemente a sí mismo como socio en la empresa de autogobierno cuando queda fuera del debate político a causa de su incapacidad para hacer frente a un derecho de admisión grotescamente alto.” Esto parece sí que es la órbita de urano, la órbita del “impacto”, un planeta que se dedica a impactar, porque representa lo nuevo, la innovación, y con él lo impredecible, y a veces lo peor, el retraimiento o el cascarrabias, cuando no puede crear a su antojo. Y todo esto se está viendo venir, un mundo desafiante, donde muchos quedaremos descolgados. Aunque ahora se impone pensar en la reforma laboral y viene un inusual largo tránsito de marte en virgo todo el medio año siguiente, que nos tendrá agobiados en ese punto.

Ser un hombre se ha convertido en un drama… si no tuviesen que afrontar más que un antisemitismo profesional su drama se vería sensiblemente disminuido. Pero el antisemitismo no representa un fenómeno de época, sino es una constante, y sus verdugos de ayer empleaban los mismos términos que Tácito… La iglesia pide perdón por los pecados cometidos… y es que no había que condenar en masa a los gentiles, como si no fueran seres humanos, los judíos ya cometieron el mismo pecado en sus orígenes. La historia da muchas vueltas. Hoy día son muchos más los que piensan que razón y fe se tienen que vivir separadamente y se pueden vivir. Rehusando seguir las ideas de su tiempo, la gran locura que se apoderaba del mundo, escaparon provisionalmente a las persecuciones. Pero como muestra de que venimos acercándonos a unas fiestas religiosas de las más importantes, hoy día las religiones siguen teniendo la fuerza para unir. En lugar de enorgullecerse de sus orígenes, de exhibirlos y proclamarlos, muchas veces los camuflan. El rol que han tenido en los sectores bancarios como en el de la usura son el producto de cientos de años de leyes medievales que prohibían a los judíos el acceso a ciertas profesiones y oficios y los confinaban a tener que jugar el rol de banqueros o usureros. Tenían que haber dado la razón a quienes les odian, proclamar que no tenían semejantes ante la faz del universo, enorgullecerse, pero no lo hicieron. Nunca las religiones han estado libres de esta soberbia. Cuantas más injusticias se han sufrido mayor es el riesgo de caer en el engreimiento y hasta en la soberbia, toda víctima se vanagloria de ser un elegido a contracorriente y reacciona en consecuencia. Sedientos de justicia no se doblegan ante la evidencia de un mundo inicuo. No nos engañemos no hay niguna virtud moderada aquí y ellos siguen actuando por instinto, la idea de renuncia apenas les roza. De este modo, ser hombre es un drama. La banca tiene el privilegio de vivir dos veces nuestra condición. Representa la existencia separada por excelencia o, para emplear una expresión con la que los teólogos califican a Dios, “lo absolutamente otro”. Cuanto más les impregna la fatalidad, más se insurgen contra ella. “Amor fati”: esa fórmula para aficionados al heroísmo, no conviene a los que tienen demasiado destino para aferrarse. Y es que en estas convulsiones, el que las sufre y el universo al que se dirigen están abocados al mismo furor, unas veces destructivo pero otras enternecido de sí mismo. Pero no debemos engañarnos: estos accesos son los más claros y los más inmoderados, cuando esta compasión por sí mismo, vaga y universal, se vuelve hacia uno mismo, se está en la condición del último de los hombres. Todo esto quizá nos invite a trocar nuestra justa indignación por una iniciación hacia la melancolía, que tiene también algo que ver con el odio y la piedad, movimientos aparentemente contrarios pero que guardan un mismo origen.

Neuroética y neuropolítica, por Adela Cortina:

"Entender la ética universal con bases cerebrales como una gramática moral que nos permite aprender todos los lenguajes morales, es decir, hablar el idioma moral de las diferentes culturas, es mucho más acertado que intentar descubrir principios con contenido. Cualquier contenido que quisiéramos proponer chocaría con la moral de alguna o de algunas culturas y perdería su pretensión de universalidad. Si queremos combinar universalidad y diversidad, sea la de una misma cultura a lo largo de la historia, sea la de distintas culturas o grupos que conviven en un mismo tiempo, entonces los principios éticos no pueden ser sino formales.
La paradoja de la cooperación humana se explicaría entonces porque nuestra mente contractual es propia de grupos reducidos, de la época en que se conformaba el cerebro humano, por eso hay una disonancia entre los juicios morales intuitivos y los sistemas que hoy generan razones fundadas en principios para nuestras acciones, porque el paisaje de hoy sólo muy tenuemente se parece al originario.
Para resolver esa contradicción autores como Levy expresan su confianza en que la evolución haya ampliado nuestro sentimiento de benevolencia hasta alcanzar a todos los seres de la misma especie. Esa esperanza, a su juicio, tiene una base científica, una base empírica, es lo que observamos de hecho. Levy considera que en la adaptación evolutiva la mayor parte de aquellos con los que interactuábamos eran parientes, por tanto favoreceríamos a nuestros allegados favoreciendo a los con-específicos, pero hoy, en un entorno social en que interactuamos más a menudo con extraños que con allegados, tenemos un sentimiento de benevolencia universal: hay evidencia abundante de que la benevolencia universal ha evolucionado.
Sin embargo y a pesar de estas afirmaciones optimistas, no parece que por el momento la evolución nos haya provisto con ese sentimiento de benevolencia universal que nacería de percatarnos de que necesitamos de todos los seres humanos para sobrevivir. Aparte de que la benevolencia interesada tiene sus dificultades para considerarse benevolencia, justamente si los resultados de las investigaciones con los dilemas personales e impersonales son correctos, lo que se muestra es que la benevolencia parece ligada a los cercanos y muy distante de los lejanos. No digamos ya si recurrimos a las noticias diarias, que siguen dando muestras de la omnipresencia del nepotismo, el familismo amoral, el amiguismo, la autoestima personal desmesurada y muchas otras actitudes parejas muy alejadas de la benevolencia.
Más bien existen bases empíricas sobradas para reconocer con Hume que "en la mente de los hombres no existe una pasión tal como el amor a la humanidad, considerada simplemente en cuanto tal y con independencia de las cualidades de las personas, de los favores que nos hagan o de la relación que tengan con nosotros".
Levy considera que podemos recurrir al equilibrio reflexivo (de Rawls) y construir nuestras teorías morales a partir de nuestras intuiciones, pero rechazando algunas desde la teoría moral. De hecho, las intuiciones a menudo entran en conflicto y es necesario eliminar algunas y modular otras, pero esto no es problema para el equilibrio reflexivo, que justamente trata de equilibrar intuiciones y teoría modulando unas y otras. Como las intuiciones son educables y los sujetos con un nivel socioeconómico más elevado tienen una mejor educación, habría que dar más peso a sus intuiciones que a las de los de nivel más bajo".