lunes, 29 de agosto de 2011

sobre la paz perpetua

Para Kant, como quiera que las inclinaciones naturales son, según él, de algún modo perversas, y que el ser humano sólo es dado a amarse a sí mismo espontáneamente, la moral kantiana nunca propondrá como finalidad la persecución de la felicidad propia, y si acaso propone la búsqueda de la ajena y sólo en tanto ello suponga violencia para nuestras naturales inclinaciones. Entonces no sé si a esto se le puede llamar capitalismo. Así para Kant la omisión de los deberes de amor es simplemente falta de virtud (peccatium), pero la omisión del deber que surge del respeto debido a cada hombre en general es vicio. Pero a esta ética de los deberes después vendrá a sustituirle una ética de las virtudes, porque realmente ella es una mala propaganda de la versión de felicidad y de confianza en el hombre. Es decir, se vuelve a Aristóteles. Y también después de Kant lo que se produce es una nueva corriente llamada del “intuicionismo” en ética. Sólo podemos conocer los valores por intuición. Porque ciertamente esta es la parte más débil de Kant, su forma de tratar a los sentimientos naturales, y por eso se percata y construye unas formas y una leyes universales, aunque éstas también dependen del deseo humano, claro. Lo que Kant puso en tela de juicio fue que las cosas por el hecho de tener una explicación natural tengan que ser así y no puedan ser de otro modo, y esto es loable. Y además aquí conectaría con el intuicionismo de Moore que también denuncia el naturalismo como lo había hecho Hume. Aunque Moore es intuicionista es decir no admite que lo bueno pueda ser descubierto o demostrado segun reglas científicas o probado sino que es una verdad “autoevidente” o intuitiva. Pero una ética kantiana que tiene el convencimiento de que el mundo debe ser creado por la moral, para un mundo mejor, esta será una idea que será luego retomada en el siglo XX por Habermas y Rawls. En definitiva, cuando nos adentramos en estas otras éticas se cae, por un lado, en un relativismo escéptico en ética, no podemos demostrar lo que es bueno o malo salvo por intuiciones o autoevidencias. Y en buena lógica, también se cae en un dogmatismo o en una verdad dogmática al quererla imponer sin tener más que una pura intuición de ella. De modo que desde una pura arbitrariedad también podemos negar la libertad e imponer la tiranía, lo mismo pasa con el capitalismo o ha pasado, que se ha convertido en una tiranía. Yo creo que debemos empezar hablando desde los conceptos más simples o llanos. Porque este capitalismo ya no sirve, no es ético sino corrupto. Y la culpa tal vez está en que no hemos leído bien a Kant ni a Hume. Y que el intuicionismo y el positivismo analítico fueron los que se impusieron, lástima.


Sobre La Paz perpetua de Kant, extraigo un texto de Javier Muguerza por su interés filosófico: “En el célebre texto Hacia la paz perpetua de Kant de 1795 cuyo título ya nos pone sobre aviso de que la Paz perpetua, como la Justicia plena, no es para Kant sino una utopía algo hacia lo que tendemos y hemos de perseguir incesantemente pero a sabiendas de que nunca lo alcanzaremos en este mundo. Y digo en este mundo porque el título se lo sugirió a Kant, como es sabido, el letrero que figuraba en la fachada de una posada holandesa: el letrero decía “La paz perpetua”, pero lo interesante era el grabado que ilustraba dicho rótulo, a saber, ¡el dibujo del cementerio! Para que la paz perpetua hubiera de ser posible en este mundo y no en esa otra vida de los camposantos, se requeriría según Kant una ciudadanía mundial, en que la humanidad se organizase exclusivamente en función de los dictados de la conciencia de los ciudadanos, es decir, a base de preceptos puramente morales y sin que para nada mediase ni la coacción de las leyes jurídicas ni la coerción del poder político, dándose así lugar a una auténtica cosmópolis o sociedad sin Estado a escala universal, como la que ha sido siempre el sueño de los visionarios ácratas”.

Pero Kant -a diferencia de Hegel- “era bastante más realista que todo eso, se contentaba con el sueño también bastante más modesto de la vigencia planetaria del Derecho Internacional en un mundo constituido como una confederación de pueblos libres y organizado a la manera de una Sociedad o Liga de Naciones (o como hoy se diría, una organización horizontal del mundo que respetase la diversidad de culturas y civilizaciones que la habitan), en lugar de un Superestado o Estado mundial, esto es, un Imperio que imponiendo a dicho mundo una Administración centralizada y unidireccionalmente vertical- acabaría aurrinando toda posibilidad de cosmopolitismo y dejando inermes a los individuos ante las impersonales instancias transnacionales encargadas de su gobierno.”

En la globalización de la economía un importante argumento es que la producción de bienes y servicios suele darse en un marco de rendimientos crecientes (economías de escala): cuanto mayor sea el mercado y más unidades produzca, más baratos serán los bienes y servicios que consumimos, lo que representa un enorme potencial de mejora para el bienestar de todos. Construir una fábrica que produce una medicina vital cuesta ciento de millones de dólares; cuanto mayor sea el volumen de ventas entre las que se puede distribuir ese concepto fijo, más barato será el tratamiento de cada paciente con el medicamento en cuestión. Otra razón poderosa en favor del libre comercio es la innovación y el cambio tecnológico, producto del continuo desarrollo de nuevos conocimientos tecnológicos se puede distribuir entre un número mayor de consumidores y, además del abaratamiento, podrán llegar antes a cada ciudadano individual en todas partes. Las nuevas oportunidades de salarios más altos y/o bienes y servicios más baratos, explican la espectacular riqueza de algunos países.

Una de las objeciones que se hacen a la globalización es la desigualdad entre niveles de pobreza y riqueza, el problema de esta integración rápida entre países pobres y ricos es que si se hace con la velocidad adecuada, y sobre todo permitiendo que el libre comercio llegue a los países más pobres dándoles antes la oportunidad de un previa industrialización en algun bien, entonces sí sería muy positivo para todos, pero la cuestión estriba en el ritmo cómo se debe de hacer y no de golpe.

domingo, 28 de agosto de 2011

intuición y evidencia racional

Aquí se ve que esta diferencia innegable entre aprehensión primordial y evidencia no es una contraposición. Es algo distinto: es una oquedad. Y esta oquedad no desaparecerá jamás. La intelección más evidente del planeta no logrará jamás abolir la oquedad. Una oquedad “colmada” es siempre y sólo una “oquedad” colmada. (En realidad, estas palabras pertenecían a Zubiri, pero entrelazándolas iba avanzando el propio pensamiento). La intuición es rica ciertamente pero no en conocimiento sino en problemas. Por ello sería la razón y sólo la razón, la que ha de resolver los problemas que la intuición plantea. La aparente riqueza de la intuición sería por tanto una interna pobreza. Es la concepción que culmina en Leibniz y Hegel. Pero ¿es esto así? La riqueza de la intuición escapa siempre a una estricta evidencia racional. Más aún, cuando esta evidencia parece plegarse totalmente a lo intuido y absorberlo en ella, en rigor la irreductible individualidad misma de lo intuido es un límite inaccesible a toda evidencia. La intelección de lo real intuido jamás se vaciará exhaustivamente en evidencia. Una evidencia puede ser todo lo exhaustiva que se quiera, pero será siempre y sólo evidencia: visión de lo que la realidad exige; pero no será jamás la visión primogenia de la realidad. Es una diferencia imborrable. Un círculo geométrico, se nos dice, es “perfecto”. Los círculos reales son en cambio “imperfectos”. Pero imperfectos ¿respecto de qué? Naturalmente, respecto del círculo geométrico. Pero respecto de la realidad la situación se invierte. Respecto de lo real, lo imperfecto es el círculo geométrico. Sólo sería perfecto el concepto (si pudiéramos lograrlo) de la configuración de lo real, un concepto aunque no sea más que aproximado a la geometría, cuestión completamente accesoria para el concepto de la realidad así configurado. Esta es la riqueza de lo intuido. Pensar que a fuerza de determinaciones conceptuales evidentes llegaríamos a aprehender totalmente lo real intuido mediante predicados infinitos, es la gran ilusión de todo racionalismo especialmente de Leibniz.

La evidencia racional es sólo intuición empobrecida. No necesito insistir más en estas diferencias sobradamente conocidas; baste recordar por ejemplo a Bergson. Pero la intuición ¿es pura y simplemente más rica que la evidencia? No lo pienso. Porque lo propio de la evidencia no es el trazado de fronteras, ese trazado que se ha llamado precisión. El rigor no es la precisión, sino que la precisión es a lo sumo una forma de rigor. El rigor propio de la evidencia no es precisión sino exactitud: intelección constrictivamente exigida por lo real. La evidencia será y es más pobre que el contenido de lo intuido. Pero es inmensamente superior en exactitud. La intuición más rica jamás constituirá la mínima exactitud que necesita la intelección de una cosa “entre” otras. Por tanto, la intelección ha de ser rica pero también exacta. La evidencia racional no es una intuición cercenada ni empobrecida sino una intuición expandida, que no es lo mismo.

Esta inscripción no concierne al contenido sino a la formalidad misma de realidad, la cual nos está dada en aprehensión primordial y sólo en ella. Ahora bien, esta inscripción está exigida por la aprehensión primordial misma. La intuición más rica del mundo jamás nos dará a nosotros hombres, todo lo que lo intuido es en realidad. Para ello hace falta además la aprehensión diferencial. La cosa real inteligida no es sólo un sistema de notas sino también un sistema de exigencias. Y el término formal de la evidencia es discriminación de exigencias, no distinción de notas. Cada cosa y cada aspecto de ella tiene sus propias exigencias articuladas de un modo sumamente preciso. Al ser discriminante de exigencias, la evidencia queda contenida en los límites estrictos de lo exigido. Y en esta contricción es en lo que consiste la exactitud: es el rigor exigido por la realidad.

"Primeramente el concepto no es lo único que se opone a lo que en esta filosofía se llama intuición: hay también perceptos y fictos que son modos de simple aprehensión. Por tanto la primera inexactitud del racionalismo clásico es que se habla de conceptos cuando habría que hablar de simples aprehensiones. El intuicionismo contrapone el conocimiento de lo real por intuición. Intuición puede significar la intelección instantánea de algo tal como si se lo tuviera a la vista. Lo opuesto a la intuición sería el concepto y el discurso. La intuición ha de determinarse no por su objeto sino por el modo de intelección. Como lo concebido es abstracto y universal, suele decirse que el objeto de la intuición es siempre algo singular, es una singulum; así Ockham y Kant. Sólo un singulum, se piensa, puede estar presente inmediatamente, directamente y unitariamente. Pero para Platón, Leibniz y Husserl habría una intuición de lo no singular (Idea, lo categorial, etc.). No tenemos por qué entrar en este problema, pero su existencia nos manifiesta bien claramente que la intuición ha de conceptuarse no por su objeto sino por el modo de presencia de su objeto, tanto más cuanto que aunque fuera verdad que sólo lo singular es intuible, esto no significaría que todo lo singular sea forzosamente intuible. Intuición es un modo de presencia del objeto. La intuición es la presencia inmediata, directa y unitaria de algo real a la intelección. ..." 

Hasta aquí teníamos la definición de intuición que habíamos extraído del libro de Zubiri "Inteligencia y Logos".

¿Intuición o razón? No hay ni dos aprehensiones ni dos fuentes de conocimiento, ni por tanto dos principios de conocimiento; solamente hay dos momentos (contenido y formalidad) de una sola aprehensión, de una sola intelección sentiente.

Esta unidad se desdobla en dos intelecciones tan sólo cuando lo que se intelige es una cosa real “entre” otras. Entonces intuición es sólo aprehensión primordial de realidad, y concepto es también un modo de intelección, la intelección medial de realidad. No son sino dos modos de actualización de una misma realidad. Entre estos dos modos hay una unidad: no es “unidad de síntesis” sino “unidad de despliegue”. Este despliegue es lo que constituye el “ex” de la “e-videncia”. Contra lo que Kant pretende, no es el concepto lo que hace vidente a la intuición, sino la intuición la que hace vidente al concepto. Y a su vez, el concepto no es una mera referencia al objeto, sino a la realidad aprehendida en intuición, retraída y desplegada en forma de “sería”. Todo conocimiento es una elaboración de esta primaria intelección sentiente.

En definitiva: intuición y concepto remiten a aprehensión primordial y a evidencia. Su diferencia no se halla en ser dos fuentes de conocimiento, sino en ser dos modos de actualización de lo real en un acto de aprehensión noérgica. En esta aprehensión, la evidencia y por tanto el concepto, no se halla en unidad sintética con la intuición (Kant) sino en unidad de despliegue. La intelección de lo real en este despliegue es la afirmación. Se halla determinada por la evidencia como momento exigencial. El concepto es intuición exacta: la intuición es exigencia de concepto, esto es, de despliegue.

Creo que es necesario hacer esta aclaración filosófica, que está basada en textos de Zubiri, que critica una ya tradicional disputa entre el intuicionismo y el racionalismo. Sería interesante leer todo lo que tiene escrito en “Inteligencia y logos”, cómo habla de que no hay intuición y razón sino aprehensión primordial y evidencia, esto es lo que se opone, pero sólo como formalidad o modo de actualización de lo real. Por otra parte, reconoce que la evidencia siempre presenta una oquedad y no es tan rica como la intuición, pero aún así tiene un rigor y una exigencia de realidad que le falta a la intuición; y por eso él prefiere la realidad desplegada en evidencia y en afirmación, pero no porque se oponga sino porque la complementa exigitivamente, y por tanto se puede construir la realidad de un modo mejor.

Cuántas veces nos hemos dejado llevar por la intuición y sin embargo se ha frustrado la realidad, ¿cuántas? que me lo digan a mí. Pues eso señor Punset -le dijo exasperada Diotima a uno de sus contertulios blogueros más distinguidos-. -Perdone que siga con la idea -le dijo ella excusándose-: Racional no significa que lo real actualizado tenga la estructura interna de algo conceptual. Racional no es sinónimo de conceptual: fue el error de Hegel: Para Hegel todo lo real es racional, y para él racional significa que todo tiene estructura de razón especulativa, esto es, estructura de concepto. Esto es quimérico. Porque racional no significa conceptual sino inteligido en actualidad pensante. Y esta intelección no es forzosamente la intelección lógica del concepto. La razón puede actualizar pensantemente lo real en formas no conceptivas. Más aún, puede actualizar lo real como siendo superior a toda intelección racional. (Y esto es lo que comúnmente usted hace o está haciendo, pero desde luego no tiene que ser una regla).

Esto era lo que decía Eduard Punset en su blog: "La intuición es una fuente de conocimiento tan válida como la razón; solo cuando se dispone de toda la información y de todo el tiempo para analizarla, se puede recurrir a la razón. Los jóvenes han nacido después de la revolución neurológica y utilizan la primera sin remordimiento, al contrario de los mayores todavía enfrascados en querer descifrar lo que sugieren sus neuronas."


Sobre la intuición también añadiría algo más que habíamos leído en Elsa Punset: "Las personas que conocen y confían naturalmente en sus sentimientos o saben que estos son una guía infalible para elegir y desechar los distintos elementos que componen sus vidas. Para quienes no han perdido la confianza natural en sus sentimientos, la fidelidad al propio ser en momentos revueltos de cambio y dificultades ofrece una brújula y facilita la resolución de problemas en una dirección coherente. La intuición, su capacidad instintiva para elegir nuestro camino, es una guía muy segura cuando está anclada en patrones emocionales sanos y acordes con nuestra forma de ser y de sentir. Mantener los ojos fijos en una visión -una persona, una forma de vida, unas prioridades meridianas- significa poder avanzar hacia la vida que deseamos y que encaja mejor con nuestro potencial. Si por el contrario nuestro ser emocional está cargado de normas inflexibles, ya no hablamos de intuición sino de habituación y etiquetaje. Estos describen el mundo de acuerdo a una serie de prejuicios que nos llevan de forma automática por un camino inflexible. Transformamos así la herramienta de la intuición en una rígida estructura que reacciona en milésimas de segundos, cargando a la persona con decisiones y prejuicios automáticos y dañinos. La peor cárcel puede ser otra forma rígida de juzgar el mundo, que nos impide percibir nuestras propias necesidades. Para desarrollar la intuición es necesario estar a la escucha, ralentizando el ritmo cuando sea necesario para reconectar con las necesidades y prioridades reales de cada uno".

"El psicólogo Jean Piaget aseguraba que empezamos la vida siendo niños intuitivos y que nos convertimos en adultos analíticos. Otros investigadores proponen en cambio que el estilo analítico es dominante durante la infancia y la adolescencia. Con la madurez y la experiencia el pensamiento intuitivo es cada vez más prominente. Tomamos decisiones al margen de los detalles anecdóticos que podrían distraer y filtramos los datos a través de nuestra experiencia, nuestras emociones, nuestros valores y otros factores. Así la tendencia a tomar decisiones de forma intuitiva crecería con la edad".

"Las emociones choque y las emociones contemplación.- Las emociones-choque se generan con los estímulos presentes en las discotecas, las atracciones de ferias, los juegos de videoconsola, la crudeza de los reality shows… Producen emociones efímeras y dopantes y matan la sensibilidad. Un adolescente que mira la televisión una media de tres horas al día -una medida habitual en Europa- habrá visto 40.000 asesinatos y 3.000 agresiones sexuales. Como no es capaz de asimilar tanta gresividad desconecta, se torna más pasivo y disminuye su capacidad de sentir empatía por la realidad que lo rodea. Las emociones-contemplación en cambio se generan escuchando un concierto, leyendo poesía, meditando, soñando, en contacto con la naturaleza, a través del deleite estético… su cultivo produce sentimientos y vivencias internas que son recuperables cuando se las necesita. Son la base de una auténtica educación emocional. Sin embargo cada día resulta más difícil educar para las emociones-contemplación, en parte porque presuponen tiempo y dedicación (exigen ralentizar el ritmo) y porque su disfrute requiere una sensibilidad y una capacidad de abstracción que a menudo está embotada por el consumo masivo de emociones-choque. Este tipo de emociones choque son muy corrientes en nuestra sociedad, se basa sobre el impacto violento, que genera sensaciones inmediatas por su crudeza o porque el estímulo se suministra con una repetición adictiva. Este tipo de emociones-choque no requieren un esfuerzo por parte del espectador, que se somete pasivamente a estímulos de rápida recompensa. Las emociones-contemplación, en cambio, requieren una interacción activa y personal entre el estímulo y la persona que lo recibe, y conforman un bagaje cultural y estético para el que las disfruta." (Elsa Punset, Brújula para navegantes emocionales).

sábado, 27 de agosto de 2011

la política de mercado

La flexibilización cuantitativa (o QE2 por su sigla en inglés) era una herramienta más efectiva para debilitar una moneda, que la flexibilización monetaria o intervención directa en el mercado, ya que ésta en los mercados cambiarios normalmente era esterilizada. Las guerras cambiarias, llegado el caso, conducían a guerras comerciales, como lo demostraba la reciente amenaza del Congreso de Estados Unidos contra China. Con un desempleo estadounidense y un crecimiento chino en casi el 10%, “el único misterio es que los tambores de la guerra comercial no suenen más alto de lo que lo hacen”, decía Roubini.

“Si China, los mercados emergentes y otros países con excedentes impiden una apreciación nominal de la moneda a través de la intervención –e impiden una apreciación real a través de la esterilización de esa intervención–, la única manera en que los países deficitarios puedan alcanzar una depreciación real es a través de la deflación. Eso conducirá a una recesión de doble caída, a déficits fiscales aún más grandes y a una deuda que se dispara.”

Entonces realmente todos querían tener su moneda baja para poder controlar sus déficits, por eso se decía que sobrevivían los débiles, que había una guerra por la devaluación, qué paradoja, ¿verdad?

La principal explicación para esto es que el mundo rico actual ha confundido las razones del crecimiento económico- innovación, nuevos conocimientos y nuevas tecnologías- con el libre comercio. Y es más en EEUU es lo mismo una cosa que la otra, porque allí tienen todas las posibilidades abiertas. Ellos son soberanos. La Fed sigue haciendo inflación. Entonces Alemania tendría que aprender esta lección, para no hacernos sufrir al resto de los europeos.

Esto decía Bernanke, recordemos: “La cantidad de dinero en circulación no está cambiando. La oferta de dinero no está cambiando en una forma significativa. Lo que estamos haciendo es bajar los tipos de interés mediante la compra de títulos del Tesoro y así esperamos estimular la economía más rápidamente. Lo importante es encontrar el momento apropiado para dar la vuelta en esta política”. Mientras que Merkel, la primera ministra alemana, en la eurozona, decía que la expansión monetaria cuantitativa se había hecho pensando por el paro. La otra preocupación que había era la inflación que era muy baja algo que uno podía pensar que era bueno, y normalmente lo era, pero estaba acercándose mucho al punto en el que los precios podrían empezar a caer.

Y esto era lo que decía De la Dehesa “Incluso Alemania entraría en otra recesión si intentara salirse o si el euro desapareciese, ya que su crecimiento sigue basado en su exportación de bienes y servicios, que representa el 50% de su PIB, del que casi un 30% del PIB se dirige al resto de la eurozona (el 18% del PIB en bienes). De recuperar su antigua moneda, no podría exportar al resto de la eurozona, ya que el marco podría revaluarse entre un 30% y un 80% frente a las antiguas monedas del resto de sus miembros, ni tampoco al resto del mundo, al revaluarse asimismo hasta un 50% frente al dólar, el yen y la libra.”

Entonces si esto es así, ¿por qué no podemos presionar al enemigo? ¿Por qué no podemos hacerle razonar a que haga la otra política que conviene? En Europa, digámoslo claramente otra vez, Alemania está jugando a estrangular la economía al parecer, a que los países pobres tengamos que pagar la deuda reduciendo el gasto, y con el sacrificio del contribuyente, pero también dice que los bonistas o los propios inversores están asumiendo por igual el riesgo. Pero cuando vemos la tensión en los mercados entonces empiezan a preocuparnos las noticias otra vez.

el círculo de interpretación hermenéutica

Gadamer pudo sustituir los conceptos relevantes de la hermenéutica tradicional, “alétheia”, “iluminación”, “apertura”, “ser ahí” (en Dilthey, Heidegger), por conceptos temporal-ontológicos, de su teoría del "acontecer", tal como, el concepto de la "comprensión": como un “entrar en el acontecer de la tradición”, la “aplicación de la comprensión como una prosecución de la tradición”, el “círculo hermenéutico” como un “poner en juego los prejuicios” en el modo de la “fusión de horizontes”, y por último, lo reunió con el concepto de "acontecer": como “conciencia de la historia efectual”.

Comprender en el acontecer temporal significa para Gadamer que comprender no es comprender mejor, ni en el sentido objetivo de saber más en virtud de conceptos más claros, ni en el de la superioridad básica que posee lo consciente respecto de lo inconsciente de la producción. Bastaría decir que cuando se comprende, se comprende de modo diferente.

Nosotros en tanto que seres finitos e históricos comprendemos de facto el interpretandum en cada situación de modo diferente. Es decir: siempre de un modo diferente de como fue pensado. Este sería el comprender temporal de la “fusión de horizontes” para Gadamer, de ahí que la autoridad de la tradición cultural queda en entredicho. En Heidegger y Platón el desocultamiento del ser en el pasado se ve como destrucción o torsion de esa historia. Pero en Gadamer se ve como algo diferente.

Ello está en relación con el concepto de "comprensión" en la filosofía hermenéutica, concepto que hace posible la objetividad del mundo a través del sujeto y de su historia. Es como si el existencialismo de Kierkegaard y de Heidegger se fusionasen ahora con la fenomenología del objeto, de Kant y Husserl. Estas normas que se resumen en el a priori contingente de la facticidad, junto con la “precomprensión del mundo” y el “acuerdo” social son también siempre ya reconocidas por todo ser humano finito.

Esto es propio del discurso filosófico, las necesarias presuposiciones existenciales y de reglas, es decir, que no pueden negarse bajo pena de contradiccion performativa. Pertenecen a la “preestructura” del “cotidiano ser en el mundo” (del “mundo de la vida”) en el sentido de Heidegger y Gadamer (y de las “formas de vida” del último Wittgenstein). Pero sobre todo a lo que pertenecen, según la filosofía última de Karl O. Apel, es a la “preestructura” de esa reflexión sobre la “preestructura” de “cotidiano ser en el mundo”.

Sí, porque Wittgenstein habría tenido que dar alguna respuesta a la pregunta de cómo -es decir, en virtud de qué juego de lenguaje “sano”- le es posible a él mismo “curarnos” de los juegos de lenguaje filosóficos que “discurren en vacío”. O Heidegger no habría podido reducir la comprensión del mundo, a un “acontecimiento apropiador” (Ereignis) de la historia del ser. Tendría que dar la vuelta a su propio lenguaje. Ellos mismos estaban creando otra metafísica, aunque diferente.

Los juegos del lenguaje wittgeinsteiniano son un sentido originario de esa verdad, para Wittgenstein el “juego del lenguaje” sería el origen de la condición de posibilidad de la validez de un discurso. Y éstos a su vez son posibles solamente dentro de una “forma de vida”. Pero para Heidegger el origen del pensamiento no está en un juego linguístico, sino que está en el acontecimiento del tiempo, es decir, en el acontecimiento de la formación de la “diferencia”.

Para Wittgenstein los paradigmas “inconmensurables” de la ciencia y de su posible progreso aparecen como los juegos de lenguaje, en tanto que partes de “forma de vida”, y están entretejidos con “actividades” y con formas de interpretación del mundo válidas a priori.

En Wittgenstein, el concepto wittgensteiniano de “forma de vida” es el concepto de forma de vida orientada hacia un mejor entendimiento de lo que significa la "interpretación", que deberá comprenderse no sólo como fenómeno semántico, sino sobre todo como fenómeno "pragmático" perceptible en el contexto de una forma de vida determinada. “El análisis del lenguaje es el análisis de la forma de vida”, nos dice. “Así podemos entender nuestra vida, cuyos actos componen nuestra forma de vida”.

Una "forma de vida" es siempre de alguna manera y en cierta medida una materia común. Es específicamente una forma de vida. Un individuo no puede desarrollar por sí mismo una forma de vida completamente privada, una representación del mundo y un lenguaje propios. Haciéndolo se aislaría a sí mismo de la interacción social. Es el aspecto común de la forma de vida lo que hace que la comunicación -y a través de ella, la interacción- sea posible. Este concepto por eso lo que hace es confrontarnos con el de la posibilidad de la validez intersubjetiva de las normas, y por tanto de la racionalidad e intersubjetividad de las normas.

La hermenéutica lo que abre es una “precomprensión” determinada por principios, donde la “historia efectual” de tradiciones de autoridad o contenido normativo ante este recurso le obliga a apropiarse críticamente de una historia institucional en la que la razón práctica puede reconstruirse hacia el futuro. No se trata de un realismo ingenuo que no quiere obedecer o reconocer las normas, porque la realidad tiene colores, el color es una cosa que existe, más allá de lo percibido. No se trata de ver la realidad independientemente de lo percibido, sino de percibirla, yendo más allá, con la percepción y con la tradición. Ni se trata sólo de un positivismo tampoco, que se basa sólo en un procedimentalismo y no en cuanto a contenidos de la norma.

Esto es lo que el filósofo alemán Karl Otto Apel ha llamado el principio de "autoalcance de la reconstrucción" de la metafísica y, por ende, de la historia.

Y lo es también sobre las condiciones de posibilidad de la validez intersubjetiva de la comprensión o, en general, del conocimiento, las condiciones trascendentales de posibilidad del comprender válido o no válido; pero no de todo intento humano de comprender.

Ciertamente mediante el análisis de ejemplos se puede oponer un eficaz correctivo a los prejuicios apriorísticos y las generalizaciones precipitadas de la filosofía sistemática.

Pero la pretensión específica de validez de toda proposición filosófica también de las proposiciones en que se sustenta la crítica del lenguaje o del sentido, en sí mismas no son verificables. Pertenecen a la prerreflexión del lenguaje. Ni siquiera pertenecen a una intuición o a un lenguaje pre-racional como se ha dicho, aunque pueda sostenerse así de alguna manera para entendernos. Esto es un criterio último tradicional, prerracional, es decir, de una Ética religiosa, ni se lo puede resolver en el sentido de Weber o de Popper, mediante una combinación de investigación racional de las consecuencias, despojadas de valoraciones, y una decisión valorativa irracional.

Volvamos a Heideger, para volver a ver este elemento originario en esa metáfora, que él llama iluminación, o elemento desocultador, como una vía de acceso:

El relativismo diacrónico que surge inmediatamente de la “iluminación” epocal del mundo en Heidegger, surge de la reinterpretación radicalizadora que, desde la historia del ser, sufre el concepto, relativo al “ser ahí”, de verdad como “apertura”. Estos dos grandes filósofos, tanto Heidegger como Wittgenstein, son los dos grandes destructores de la metafísica occidental o autosupresores de la filosofía, porque ésta se inventa en el vacío. No obstante, esto parece una aporía de la metafísica porque ellos mismos vuelven a construir otro lenguaje parecido. El concepto de iluminación del mundo de ocultamiento desocultador (a-létheia) podía servir como un “concepto de verdad originario” pero no obstante Heidegger lo que reconoce es que debe ser adecuado con algo previamente, y que en todo caso lo que hace este concepto es que pone en “libertad” una dimensión que precede sistemáticamente al concepto tradicional de verdad, puesto que se trata de una condición de posibilidad de los juicios o enunciados adecuados e inadecuados sobre lo ente. Pues bien las condiciones de posibilidad intersubjetiva también dependen de aquí. Lo asombroso de todo esto es que el logos pueda pensarse a sí mismo, seguimos creyendo también aquí. Que las mismas condiciones de posibilidad puedan pensarse, lo cual introduce un pensamiento autorreflexivo originario también, aunque esto vendrá después y se discutirá en la filosofia crítica de Apel y Habermas.

Con frecuencia se considera que esta caracterización -de la iluminación epocal de Heidegger- es una tergiversación, una consecuencia de un pensamiento que sigue siendo él mismo metafísico, que no entiende todavía adecuadamente el nuevo punto de vista “más allá del relativismo y del objetivismo”. Antes bien la iluminación de Heidegger se puede entender como una apertura lingüísitica del mundo que libera originariamente el horizonte de sentido para las posibles preguntas de la ciencia y los juicios adecuados o inadecuados. Y se hace patente la convergencia entre el modo de mirar hermenéutico-lingüístico de Heidegger y el analítico de los juegos de lenguaje de Wittgenstein.

Debe influir también el concepto de "autopóieses" de los sistemas vivos y organismos, que tienden a reproducirse a sí mismos, como dicen Marutana entre otros, es la condición de existencia de los seres vivos en la continua producción de sí mismos. De esta forma hay una tendencia a pensar que siempre será lo mismo, que no puede cambiar, que se regenera y en parte así se sostienen los sistemas de legitimación y definición dogmáticas de muchos cuerpos del saber.

Y por otra parte, está lo que dice el mismo Kuhn, descubridor de los paradigmas científicos y de sus cambios y revoluciones, él mismo hacia la madurez de sus estudios abandona casi por completo el discurso acerca de los paradigmas, y restringe el concepto de revolución científica al de un proceso de especiación y especialización por el cual una disciplina científica va acotando los márgenes de su objeto de estudio, alejándose de los horizontes de otras especialidades. En este último sentido, como una forma de holismo restringido que afecta las distintas ramas del desarrollo científico, reaparece el concepto de inconmensurabilidad teórica, el único que Kuhn parece haber mantenido incólume hasta el final de sus días.