lunes, 24 de enero de 2011

la intolerancia y los intolerados

La tormenta se usa para atormentar la conciencia, hay quien lo hace sólo para procurarse sensaciones. Siempre ha habido un mito de decadencia en nuestro país, no viene de ahora sino desde Roma, del año ochenta y dos antes de Cristo, siempre nos ha seguido la historia de un país negro. Una España de herejes y de inquisición, de nacionalismo y de centralismo, ésa ha sido la historia de España, la chapuza de la modernidad, la España caínita frente a la facilidad de hacer amigos, hay una falta de rigor pero nos sentimos bien, hay hospitalidad, nos interesa lo que le pasa al vecino, esta España es una España inacabada, hay que pensarla como un proyecto de futuro, no como pasado, como una nación viva, no de las cortes de Flandes ni de la división de Trento, ni de la bandera militante, no cuenta el pasado, cuenta el futuro, el plebiscito diario. La historia es un compromiso también con la libertad y la justicia y hay que conocerla para trazar el horizonte. De nosotros se cuenta que dijo Nietzsche, ya postrado, esta frase inquietante: “España, España es un pueblo que ha querido demasiado”, de hecho quiso ser como dios y poseer la clave para imponer a propios y extraños la tiranía de un único dios. Al fin y al cabo, España pasa por ser un país proverbialmente intolerante. Según cuenta el porfesor Javier Muguerza, "por increíble que parezca intolerantes fueron allí hasta los propios hebreos convertidos a la fe cristiana, como aquel tristemente famoso Salomón Haleví. Como se ha dicho con amargura a propósito del socorrido tema de las dos Españas: “Desengáñese, amigo. España sólo ha habido una, la intolerante. Y cuatro o cinco intolerados.” Salvo los “cuatro o cinco intolerados” de que hablaba un viejo profesor con el censo de heterodoxos de don Marcelino Menéndez y Pelayo, los españoles no supimos ser sabios" (Javier Muguerza, Desde la perplejidad).

La caza fue uno de los objetos del capitalismo, siempre ha habido en las sociedades primitivas un sistema de sustentación de la economía basado en la caza, por tanto, el sistema empezó por un sistema de caza, incluso de rapiñeria o piratería. El mejor capitalismo sería por tanto, el que invirtiera, pero no necesariamente en la guerra, sino evitando totalmente la guerra y la rapiñería, pero inviertiendo en un sistema de caza el que aprovechase esas cualidades de innovación o de investigación, que crease innovación y nuevas tecnologías creativas, que pusiese el acento en la producción y no sólo en el capital sólo, ni siquiera en el trabajo sólo, ni en actividades lucrativas sino también de primera necesidad como la educación y la sanidad. La riqueza está donde hay una diversidad de actividades diferentes, porque allí es donde se dan las grandes sinergias y el comercio más vivamente crea esa riqueza. Ahí es donde está la innovación, porque la innovación es la que crea esa riqueza, y esa ventaja competitiva.

Porque Holanda lo que hizo al innovar es comprarnos todo el oro a nosotros a precios tirados y ella venderlo en productos manufacturados al mil por cien, así se hicieron ricos, como muchos judíos, que habitaban y moraban. Pero la cuestión es que nosotros con la fiebre del oro no nos industrializamos a tiempo, sólo imitábamos a Florencia con la lana y creíamos que podíamos competir con ella, hasta que Inglaterra se ocupó tambien de quitarle el negocio de la lana a Florencia y se vino con nosotros, pero sólo también porque se la vendíamos más barato y porque ella se dedicaba ya al comercio y a la producción industrial más sofisticada de tejidos y la producción la dejaba a las colonias. Alemania después de la guerra aceptó el plan Marshall y por eso se pudo industrializar, porque había otra corriente que estaba en contra. Y esto es lo que ha hecho rica a Alemania tan pronto, y no el comercio.

La cuestión no es de pura teoría o de ideas, la cuestión es práctica, es de la estructura productiva, ¿se tiene o no se tiene? Y esta se crea sólo pasando por etapas, y con integración regional, y se crea con innovación, porque si no innovas vas al callejón, es lo que nos está pasando, el mismo Finn Kydland, premio nobel que pasó por nuestro país lo decía.

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