sábado, 27 de agosto de 2011

la política de mercado

La flexibilización cuantitativa (o QE2 por su sigla en inglés) era una herramienta más efectiva para debilitar una moneda, que la flexibilización monetaria o intervención directa en el mercado, ya que ésta en los mercados cambiarios normalmente era esterilizada. Las guerras cambiarias, llegado el caso, conducían a guerras comerciales, como lo demostraba la reciente amenaza del Congreso de Estados Unidos contra China. Con un desempleo estadounidense y un crecimiento chino en casi el 10%, “el único misterio es que los tambores de la guerra comercial no suenen más alto de lo que lo hacen”, decía Roubini.

“Si China, los mercados emergentes y otros países con excedentes impiden una apreciación nominal de la moneda a través de la intervención –e impiden una apreciación real a través de la esterilización de esa intervención–, la única manera en que los países deficitarios puedan alcanzar una depreciación real es a través de la deflación. Eso conducirá a una recesión de doble caída, a déficits fiscales aún más grandes y a una deuda que se dispara.”

Entonces realmente todos querían tener su moneda baja para poder controlar sus déficits, por eso se decía que sobrevivían los débiles, que había una guerra por la devaluación, qué paradoja, ¿verdad?

La principal explicación para esto es que el mundo rico actual ha confundido las razones del crecimiento económico- innovación, nuevos conocimientos y nuevas tecnologías- con el libre comercio. Y es más en EEUU es lo mismo una cosa que la otra, porque allí tienen todas las posibilidades abiertas. Ellos son soberanos. La Fed sigue haciendo inflación. Entonces Alemania tendría que aprender esta lección, para no hacernos sufrir al resto de los europeos.

Esto decía Bernanke, recordemos: “La cantidad de dinero en circulación no está cambiando. La oferta de dinero no está cambiando en una forma significativa. Lo que estamos haciendo es bajar los tipos de interés mediante la compra de títulos del Tesoro y así esperamos estimular la economía más rápidamente. Lo importante es encontrar el momento apropiado para dar la vuelta en esta política”. Mientras que Merkel, la primera ministra alemana, en la eurozona, decía que la expansión monetaria cuantitativa se había hecho pensando por el paro. La otra preocupación que había era la inflación que era muy baja algo que uno podía pensar que era bueno, y normalmente lo era, pero estaba acercándose mucho al punto en el que los precios podrían empezar a caer.

Y esto era lo que decía De la Dehesa “Incluso Alemania entraría en otra recesión si intentara salirse o si el euro desapareciese, ya que su crecimiento sigue basado en su exportación de bienes y servicios, que representa el 50% de su PIB, del que casi un 30% del PIB se dirige al resto de la eurozona (el 18% del PIB en bienes). De recuperar su antigua moneda, no podría exportar al resto de la eurozona, ya que el marco podría revaluarse entre un 30% y un 80% frente a las antiguas monedas del resto de sus miembros, ni tampoco al resto del mundo, al revaluarse asimismo hasta un 50% frente al dólar, el yen y la libra.”

Entonces si esto es así, ¿por qué no podemos presionar al enemigo? ¿Por qué no podemos hacerle razonar a que haga la otra política que conviene? En Europa, digámoslo claramente otra vez, Alemania está jugando a estrangular la economía al parecer, a que los países pobres tengamos que pagar la deuda reduciendo el gasto, y con el sacrificio del contribuyente, pero también dice que los bonistas o los propios inversores están asumiendo por igual el riesgo. Pero cuando vemos la tensión en los mercados entonces empiezan a preocuparnos las noticias otra vez.

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