lunes, 24 de enero de 2011

el pensamiento postmoderno y la personalidad pastiche, el narcisismo

No podemos ser ni de acero ni de plastilina, con una personalidad flexible, relacional, que se acomode bien a situaciones cambiantes y mercuriales. El pensamiento posmoderno ha justificado y promovido una subjetividad descentrada, modular, fragmentada, camaleónica. Se habla con cierto regodeo de “personalidad pastiche”, “yo frágil”, “ego mudable”, “sujeto múltiple”. El postmoderno no se inmuta, más bien se enorgullece, si se le acusa de carácter débil. Eso es una demostración de tolerancia que le vacuna contra la intransigencia, el fanatismo y la crueldad. Suponen que todos los males desaparecerían si la gente no estuviera tan segura de las cosas. Lo malo de todo esto es que la absoluta disponibilidad del sujeto, su desprecio por la coherencia, elimina la responsabilidad y la voluntad. Lipovetski cree que “es la lógica del sistema experimental basado en la celeridad de las combinaciones, la que exige la eliminación de la “voluntad” como obstáculo a su funcionamiento operativo". El diagnóstico de Lasch sobre la personalidad narcisista de nuestro tiempo, expuesto en The Culture of Narcissism, insiste en lo mismo: “Puesto que el individuo aparece dirigido por fuerzas externas, no puede ser responsable de sus acciones. Su única esperanza para sobrevivir es la huida, la falta de compromiso emocional, el rechazo a participar de forma alguna de vida colectiva".

Algo así se está imponiendo en nuestra sociedad y por eso se está imponiendo la lógica cruel y narcisista de los mercados. No obedece en verdad a ninguna ideología política. Se dice que la socialdemocracia hizo más por la sociedad abierta (Dahrendorf) que el propio liberalismo; pero ya no tiene ni sentido hablarlo en este marco. Estamos fomentando una idea de libertad sin voluntad, y esto es un espejismo. Confundimos libertad con hacer lo que nos da la gana o lo que nos impone la situación, y no se ve realmente otra lógica. Albert Ellis, un psicólogo de gran prestigio, ha sido destructivo y dice que los esfuerzos terapéuticos estarían mejor encaminados a conseguir que la gente renuncie a la autoestima. Así están las cosas, porque favoreciendo tanto la autoestima, estamos formando una generación de egoístas y narcisos. El narcisismo de la cultura actual y su obsesión por el cuidado de uno mismo y por la propia realización. Esa es la única ideología que yo veo aquí, llámese a la empresa que haga publicidad así. Calvino califica de “peste” el amor a sí mismo. Freud habla en términos semejantes. Lo identifica con el narcisismo. Cuánta razón tiene Virginia Woolf cuando dice que " el amor aburre a cualquiera", pero que la excitación de la vida reside en las “pequeñas emociones” que nos acercan a la gente. Quizá lo siente así porque es una experimentadora de la humanidad y no ha tenido ninguna grande pasión en su vida. Pero así es esta mujer británica que se acelera a su tiempo. Y yo creo que si mirásemos como ella podríamos ver mejor la realidad.

Los bancos centrales quizá tengan algo que decir ellos también. Porque ellos también tienen ahora que decidir el destino que quieren y no pueden dejarnos atrás. Que recapitalicen comprando deuda o cédulas, y que se hagan responsables. También Alemania tienen una economía de crédito restringido. No sé lo que les podremos dar a cambio, un huerto solar en Andalucía para que diseñen algo sobre la próxima energía del futuro, ya estaban hablando los mismos ingenieros alemanes, entre ellos el profesor Hartmut Michel, Premio Nobel de Química.

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