lunes, 24 de enero de 2011

la ciencia lúgubre de Malthus, la economía de los rendimientos decrecientes

Todo no puede dejarse en la economía a las materias primas, porque ciertamente la madre naturaleza da riquezas pero luego las quita, o son variables; y las reservas de petróleo también las venimos contando por décadas de años.

Además no todo el mundo tiene la suerte de tener riqueza en petróleo. Los países ricos se especializan en ventajas comparativas producidas por el hombre, mientras que los pobres se especializan en ventajas comparativas proporcionadas por la naturaleza. Las ventajas comparativas en las exportaciones de productos naturales ocasionarán más pronto o más tarde rendimientos decrecientes, porque los recursos que ofrece la Madre Naturaleza suelen ser de calidad variable, y normalmente se utilizarán antes los de mejor calidad. Los países pobres carecen en general de políticas sociales o pensiones para los ancianos, por lo que tener muchos hijos es la forma habitual de procurarse cierta forma de “seguro de vejez”. Sin embargo, el aumento de población resultante suele chocar pronto con el “muro flexible” de los rendimientos crecientes, como ha sucedido recientemente en Mongolia y Ruanda.

El desarrollo sostenible global depende por tanto de que en los países pobres se cree empleo fuera de los sectores con rendimientos decrecientes, en particular fuera de los sectores basados en la producción de materias primas, que, en ausencia de un sector con rendimientos crecientes, suelen dar lugar a círculos viciosos maltusianos de la pobreza y violación de la naturaleza.

Estas son algunas ideas del profesor Erik Reinert. "Un país que se especializa en la producción de materias primas en el marco de la división internacional del trabajo experimentará -en ausencia de un mercado laboral alternativo- el efecto opuesto al que experimenta Microsoft: cuanto más aumente la producción, más altos serán los costes de producción de cada nueva unidad. Si no existe un empleo alternativo fuera del sector que depende de los recursos naturales, la población se verá obligada a vivir únicamente de éstos. A partir de determinado momento se necesitará más trabajo para producir la misma cantidad y esto creará una presión a la baja sobre el nivel salarial nacional."

Pero en economía cuando Malthus y su amigo Ricardo recompusieron más tarde la economía con los rendimientos decrecientes como rasgo central, su ciencia recibió merecidamente el calificativo de “ciencia lúgubre”. Porque la superpoblación era en el pasado, la pista falsa favorita para explicar la pobreza. Se pasaba por alto la relación entre modo de producción y densidad de población con la misma inconsciencia con que se pasa por alto la relación entre modo de producción y estructura política. A principios del siglo XVIII se concibió una regla empírica para la política económica en el comercio bilateral, que se difundió rápidamente por toda Europa. Cuando un país exportaba materias primas e importaba productos industriales, se consideraba que hacía un mal comercio. Cuando ese mismo país importaba materias primas y exportaba productos industriales hacía un buen comercio. Resulta particularmente interesante que cuando un país exportaba productos industriales a cambio de otros productos industriales, esto se consideraba un buen comercio para ambas partes. Utilizando una expresión empleada antiguamente por la UNCTAD, el comercio simétrico es bueno para ambas partes, y el comercio asimétrico no beneficia a los países pobres.

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