lunes, 24 de enero de 2011

establecer profecías, las ciencias naturales y las ciencias sociales

Hoy día hay que distinguir el ámbito de las ciencias naturales del de las ciencias sociales para establecer profecías. La simetría entre explicación y predicción de los fenómenos naturales -que ni siquiera tendría por qué concurrir en el ámbito de la mecánica cuántica- está lejos de darse, desde luego, en el terreno de las ciencias sociales.

En ellas, el científico que mejor o peor logra explicar un determinado fenómeno social -supongamos, el estallido de una revolución- no se halla, por principio, en situación de predecirlo con seguridad. Y la simetría obedece en este caso a la sencilla razón de que los actores sociales pueden contribuir -en una medida en que evidentemente no lo pueden hacer los astros- a acelerar el cumplimiento de la predicción, o bien pueden también contribuir a que la predicción no se cumpla, es decir, a frustrar su cumplimiento.

Tal distinción entre self-fulfilling y self-defeating prophecies, que es hoy el lugar común en la teoría sociológica, no gozó de extendido reconocimiento en el propio pensamiento social del siglo XIX, por ejemplo con las tan traídas y venidas predicciones de Marx sobre el derrumbe del capitalismo, pero tampoco desde Kant que no desconocía las estadísticas de su tiempo, con las que a veces se familiarizó.

Y desde luego para apostar en el juego de la bolsa casi siempre nos fijamos en los fuertes speeds de la bolsa y esto es una tendencia que se mide por lo que hacen unos pocos, los más fuertes, y generalmente los demás hacen igual, es decir, la especulación en bolsa está también determinada por lo que hacen los primeros; lo que pasa hoy día es que estos juegan también a destruir la economía, y en cierta forma juegan así porque son más fuertes. Luego lo predictivo se puede predecir pero son los "actores sociales" los que a posteriori hacen que una predicción se cumpla o se frustre.

Aunque a veces podemos echar mano del truco del que Melquíades, el personaje de Cien años de soledad de Gabriel García Márquez, se valía en orden a evitar que los eventuales lectores de sus profecías tratasen de impedir que se cumplieran. Y era que sus predicciones las formulaba en clave para no poner sobre aviso a sus adversarios políticos.

Y también como diría el filósofo Cioran, independientemente de nuestro grado de cultura lo que hace la ciencia es que reduce los espíritus y la conciencia metafísica, y que un analfabeto que es capaz de reflexionar sobre los grandes interrogantes, sobre la vida y sobre la muerte, sobre todo, es más que un gran sabio que sólo sea eso. Cioran dice que ésos son nulidades, haciendo tal vez una filosofía autodestructiva, pero que viene bien a veces para despertar el espíritu.

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