martes, 25 de enero de 2011

intuicionismo y emotivismo

La intención será un concepto relevante para las filosofías lingüísticas que vendrán después de Kant, la intencionalidad del lenguaje es más importante a veces que el sentido gramatical, la intencionalidad expresa también el sentido de la acción, porque hoy dia el lenguaje se entiende como acción no sólo como pensamiento.

Debemos al filósofo escocés naturalista Hume la original idea de la "empatía", en su Tratado de la naturaleza humana, a causa de su famoso pasaje del es-debe (Is Ought passage) donde se critica el tránsito de lo que es, más allá de los conocimientos humanos, a lo que debe ser; pues bien para Hume esto depende de nuestros sentimientos universales de "empatía", mediados por el punto de vista del espectador imparcial. Hume habló de la "empatía" frente a una simple "simpatheia" o espontaneidad, ésta estaría basada en unos deberes que se interconexionen con nuestros sentimientos de acuerdo con el punto de vista del "observador imparcial"

Es cierto que si nos comportásemos espontáneamente de una manera "sympathetica" la moral y la ética tendrían escaso papel socializador. Sin embargo, los deberes sólo echan raíces cuando se interconexionan con esos sentimientos de empatía más o menos tímidos e incipientes que asoman en el subsuelo de nuestra personalidad.

De lo contrario no produciremos sino seres inhibidos que, como sugería Freud en su trabajo “El malestar de la cultura” volverán contra sí mismos el odio que sentían hacia los demás. La ética intuicionista de Moore se cimenta en valores puramente individualistas ya que lo que percibimos o intuimos como el supremo bien o lo bueno en sí que no precisa ningún otro aditamento para ser valioso, aquello que es, según sus propias palabras la raison d'être of virtue, está constituido por los placeres derivados de las relaciones entre los hombres (obsérvese la veta aristotélica y epicúrea en la alta valoración de la amistad y el goce de los objetos hermosos).

Posiblemente sea propio del hombre civilizado una “vida buena” en la que se satisfagan las demandas más elevadas del espíritu, una vida en la que los valores estéticos tengan el puesto más destacado. Pero Moore se declara vinculado a su precursor Kant en el modo en que se hace esa escisión entre el mundo de los hechos y el de los valores, para ambos es preferible la construcción de un mundo mejor. Pero también aqui su error estriba, como en Kant, en tratar de desvincular de lo natural el ámbito de la ética cuando la misión de la ética es desarrollarlo y mejorarlo, no ignorarlo.

La cuestión a debate radica precisamente en determinar en qué consite mejorar el mundo y cuál es el mundo mejor, sobre qué base podemos justificar nuestras afirmaciones acerca del mejor y el peor de los mundos. Es innegable que resulta de sumo interés esta hipótesis acerca de la propagación de creencias, criterios y normas éticas o morales, en sentido general o simpathetico. Pero si abandonamos la utilización laxa de tales términos y nos encontramos en lo que debería ser en lo moral o ético como axiológicamente paradigmático, encontramos que son posibles importantes objeciones a un tipo de conducta basada en el predominio psicológico, político económico de unos individuos sobre las ideas que los otros tengan acerca de cómo conducir sus vidas.

Kant respecto a la felicidad general tiene sus reservas y no incita a un amor patológico y a él se extiende el rechazo de la búsqueda del goce. Como resulta evidente se contrapone a toda la tradición ética, desde Platón hasta Mill, estos aseguran que el deber sólo puede basarse en aquello que haríamos con gusto si poseyésemos la capacidad de amor, amistad, desprendimiento, generosidad o empatía suficiente.

Sobre esto sólo cabe guiarnos por nuestros sentimientos de simpatía y de empatía hacia los demás, crear emotivismo en cierta forma, pero intentar buscar una regla de imparcialidad para no ser tampoco excesivamente individualistas o egoístas. Puede ser llegar a la gente no con una emotividad simple sino con un sentimiento real, con encanto, y un talento personal que nos mantiene cerca de la realidad.

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