lunes, 24 de enero de 2011

la implacable ley del beneficio económico

La superpoblación siempre ha sido una de las razones favoritas para explicar la pobreza, la confusión en torno a esta cuestión daba lugar a conclusiones que los países pobres podían considerar con cierta justificación como racistas, ya que los países ricos e industrializados con una elevada densidad de población -digamos por ejemplo Holanda, con 477 personas por kilómetro cuadrado- suelen afirmar que la pobreza de Bolivia, por ejemplo, se debe a la superpoblación, aunque la densidad de población de ese país sólo sea de siete personas por kilómetro cuadrado. Aquí se pasa por alto la relación entre modo de producción y densidad de población con la misma inconsciencia con que se pasa por alto la relación entre modo de producción y estructura política. Alguien habla de construir cúpulas y templos con un dinero que sale del contribuyente de una economía consumista, pero realmente él tampoco observa esta importante diferencia, la relación con la estructura política, que es lo único que realmente nos podría servir para cambiar esta relación. Por eso Alemania tal vez no aprobaría el exámen de Economía pero en Política habría sacado un sobresaliente, porque está haciendo las cosas con ese pensamiento, o al menos está intentando sobreponerse a la implacable ley del beneficio económico. No creo que ese dinero sólo sea para financiar la riqueza de una minoría y su afán de consumo, sino que retornaría también a las clases medias o trabajadoras, y necesitamos que se vuelva a consumir, todo es una espiral, si tuviéramos que hablar de un problema filosófico yo hablaría mejor del problema del “eterno retorno”. Me parece que ahí está la clave, en saber retornar, y en concebir la vida como un ser biológico que crece, se desarrolla y muere, y no como un ciclo puramente matemático. Otro tema es el problema del envejecimiento de las sociedades y el de la población, que influye en que se hagan leyes conservadoras.

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