lunes, 24 de enero de 2011

¿por qué no se ha producido una revolución social?

¿Por qué no se ha producido una revolución social? Esa sería una pregunta posible ante la crisis y el problema grave del desempleo. El sistema había conseguido que la corrupción llegase a todas las capas sociales, a todos los partidos. Y el sistema tiene que seguir garantizando su sostenibilidad y su seguridad.

Krugman dice que si hace algunas décadas el problema era la inflación y el excesivo control de capitales que alimentaban una gran corrupción; ahora se deben combatir las crisis con inflación y control de capitales. El análisis económico no debe concluir con una serie de recomendaciones que hay que aplicar para cualquier caso; más bien se trata de responder a un mundo cambiante mediante una manera de razonar. El pensamiento ortodoxo asevera que no hay nada gratis; que todo cuesta y que el obtener una cosa necesariamente implica renunciar a otra: sin dolor no hay mérito (no gain without pain).

El problema no está en los recursos escasos (hay millones de desempleados y capacidad productiva ociosa), sino en el entendimiento de la complejidad de las crisis. Esta es la opinión de Krugman, entre otros, que dice que la crisis obedece a problemas estructurales en su gran parte. Desgraciadamente esta teoría no ofrece respuestas, tampoco se encuentra una buena razón para dejar desempleados a un alto número de trabajadores productivos o desperdiciar capacidad productiva instalada. Por ello no se defiende una revolución social ni nada parecido, está más en cuidar cómo se ajustan esos problemas que se llaman problemas de corrupción, negligencia, altos déficits presupuestarios.

Se trataría también de evitarlos. Es mas bien cuidar el sostenimiento y arbitrar las técnicas necesarias, tendríamos que ser más conscientes de todo ello. Las crisis son sólo evidencia de problemas estructurales que deben ser superados para que no ocurran, y que una política económica expansiva empeoraría dichos problemas. Hay quienes piensan que el estancamiento de la economía japonesa se explica por sus problemas de nepotismo y corrupción. Y que la mejor forma de solucionarlos es creando prosperidad y no recesión. Pero también una política monetaria conservadora puede caer en una trampa de liquidez como en Japón. Saber hasta qué punto se puede sostener el sistema y el nivel de corrupción sería la pregunta, lo que pasa es que es una pregunta que hace dudar de la credibilidad de este sistema, pero exige una respuesta firme, porque esto no se puede sostener más.

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