lunes, 24 de enero de 2011

las instituciones, el matrimonio y el choque cultural de conflictos

Las instituciones están ahí, el lenguaje construye el edificio de la legitimación, los procesos de habituación y de institucionalización sirven para crear integración funcional o lógica, pero el hecho empírico queda en pie y a priori no puede suponerse.

Es decir, por una parte la sociedad es un producto humano, el hombre y el mundo social interactúan, por otra, la sociedad es una realidad objetiva (externalización y objetivación de la realidad), y por ultimo el hombre es un producto social (internalización), estos son los momentos dialécticos de la realidad social, si uno de estos tres momentos se omite el análisis de la realidad social será distorsionado.

Por tanto, no se puede decir que todo obedece a causas económicas, esto sería como caer en un determinismo historicista a priori y hacia un futuro que no conocemos.

Somos un producto de la sociedad pero me gustaría creer que ante todo la sociedad es una realidad y un producto humano, y si de verdad no nos gusta cambiémosla, empezando por uno mismo.

Dentro de la filosofía analítica y del lenguaje, “el análisis del lenguaje es el análisis de la 'forma de vida'”, indica Aarnio remontándose a Wittgenstein. Así podemos entender nuestra vida, cuyos actos componen nuestra forma de vida.

Realmente este concepto es el que se rescata por el pensamiento racionalista, para la reconstrucción de la racionalidad a partir de las "formas de vida".

Por otra parte, el concepto de forma de vida redefine la noción de valor. Dos individuos que comparten una misma forma de vida comparten también un mismo lenguaje que permite el entendimiento mutuo. Ello no implica que las dos representaciones del mundo de cada uno de esto individuos coincidan, sino que lo normal es que cada uno tenga sus preferencias valorativas, las cuales tratará de justificar racionalmente a través de diversos tipos de juegos lingüísticos. Pero se podría decir, volviendo a usar la terminología wittgeinteiniana que tales preferencias valorativas tienen un parecido de familia que facilita la intersubjetividad de los valores. “Los valores reciben específicamente su intersubjetividad de las formas de vida. Una forma de vida es siempre de alguna manera y en cierta medida una materia común. Es específicamente una forma de vida. Un individuo no puede desarrollar por sí mismo una forma de vida completamente privada, una representación del mundo y un lenguaje propios", nos dice el actual filósofo de derecho Aarnio.

Lo cierto es que yo no quería entrar en legitimaciones teóricas de conceptos de valor, pero me ha parecido que era necesario hacerlo. Del mismo modo que otras veces también he criticado el economicismo en el sentido de su adhesión a la disposición técnica; del mismo modo también aquí, desde la racionalidad del lenguaje podemos criticar formas de vida, por su adhesión al mismo tiempo a las disposiciones técnicas; y esto es lo que hace que hablemos entre otras cosas de adhesiones a valores tecnocráticos, a normas neutralizadoras, a elementos economicistas que hacen que se borre la interacción del sujeto con el trabajo o forma de producción o forma de vida, al borrarse esta interacción queda arrojado a la alienación como sujeto y miembro de una comunidad de comunicación libre o ideal (Habermas).


Y todo esto si lo aplicamos a los divorcios no deja de ser una realidad apremiante, además agradezco que el economista observador se pare también ante estas situaciones o realidades sociales, porque son interesantes.

Últimamente hay quien habla en EEUU, Huntington, el politólogo o sociólogo, de que los últimos choques de civilizaciones no se deberán a conflictos económicos, un poco para llevar la contraria a Fukuyama, sino a cuestiones de creencias y de religión, y a cuestiones de lazos de sangre y de familia, y sobre esta hipótesis se ha abierto también un debate sobre la multiculturalidad.

Los datos son de que cada 3 de cada 4 matrimonios se estaban divorciando, pero desconocía este dato último, que refleja una realidad estadística actual, muy cercana a una realidad económica, evidente, claro está. Que no podemos esconder. Estábamos encabezando el ranking europero junto con Bélgica de divorcios.

El divorcio tiene también implicaciones psicológicas y éticas. Derechos y deberes se entremezclan. Un divorcio es malo para los hijos, pero mantener un matrimonio mal avenido puede ser peor. Sin embargo, las nuevas familias lo que hacen es mantener una red de apoyos afectivos que si es segura puede dar también confianza a los niños, incluso ser un elemento positivo de individuación.

Evidentemente hay problemas, grandes traumas que no puedes simplemente ignorarlos. Porque la vida de la enorme mayoría de las personas no gira en torno a grandes traumas, sino que gira en torno a cosas pequeñas, a pequeñas cárceles mentales, a dependencias afectivas, a las que seguimos dándoles vueltas y vueltas. Y muy a menudo amplificamos el dolor por culpa de esta manía.

La Ley se ha querido quitar ese peso de la conciencia. La verdad yo hace poco estuve criticando la ley del divorcio, pero no por ser antigua o pertenecer a una moral tradicional singular, que era además recriminatoria y contra la igualdad, ya que había que probar por ejemplo que había habido un adulterio y éste siempre en el hombre debía de fundamentarse con pruebas de notoriedad, mientras que en la mujer no; en fin la ley ha perturbado también mucho la convivencia, y todos estos cambios sociales han llegado muy de pronto, tanto que creo no hemos sido capaces de asumir esa vertiginosidad de los cambios.

Hoy día, por ejemplo, se habla de postmachismo, que es una reacción del hombre al feminismo, y es que estamos sufriendo una involución en muchos términos; también yo creo que porque la mujer no ha sabido definir su identidad, pero porque no nos han dejado definirla lo suficiente.

En el fondo, creo que es una cuestión de "abundancia", y la abundancia en el pensamiento budista está en todo, en la naturaleza, porque no se trata de tenerlo todo, la abundancia es estar contento con lo que tienes, es tener suficiente.

Bueno y además en la sociedad en la que vivimos, que es consumista, una sociedad que juega mucho con la parte adictiva del cerebro, muy competitiva, es fácil caer en esto, en todo lo contrario. Y que simplemente es una mirada distinta sobre la vida, no es mucho, es decir, que es fácil, es algo que está en nuestras manos.

Es esa tendencia que tenemos los humanos de salir huyendo hacia adelante, sin realmente preguntarte por qué, sin saber en qué punto estás de la huida. Esto de la Ley divorcio expres, bueno, está bien porque acelera los trámites burocráticos pero no responde a la realidad, porque los sentimientos son algo mucho más complejos, no desaparecen de forma express.

También diría que Finlandia es un país modelo para la educación, no sólo porque está dando estadísticamente los mejores resultados en enseñanza de los niños, sino también porque se cuida que las madres separadas con hijos tengan una ayuda social, es decir, son países avanzados que pueden concienciarse mejor que otros de la importancia que tiene que los efectos de las relaciones negativas de separación de los padres no afecten a sus hijos, y lo superan así, dándoles educación sin trabas.

Pero sin embargo aquí queremos arreglarlo todo rápidamente, pero no es así si no se facilitan los medios materiales, ya que en muchos casos dado que la vivienda está muy cara, casi no es factible y esto termina afectando a los niños.

Hay un juez de Madrid que había determinado en un procedimiento de guarda y custodia compartida de los hijos, que sería la vivienda común para los hijos, mientras que los padres deberían vivir cada tres meses en ella, y tener a su vez otra vivienda particular para cada uno hacer su propia vida, esto me parece realmente como girar la vuelta de tuerca del problema; porque me imagino que estas condiciones económicas familiares no están al alcance de todas las parejas.

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