viernes, 7 de enero de 2011

el paso del pensamiento mitológico al teológico

Lo interesante es darse cuenta cómo el pensamiento al hacerse teológico abre una brecha, una separación en el saber de la naturaleza y de lo sagrado, y traza un saber de lo oscurantista y de lo que no debe ser tratado como ciencia. En muchas ocasiones él mismo se cierra a la ciencia. Es interesante reflexionar sobre ello, sería tambien interesante ver el reflejo de todo ello en nuestros sistemas de pensamiento actuales, donde el orden de racionalización es mayor y más complejo, y a veces esto también significa dibujar una frontera, la de un saber de especialistas, de algo que es oscurantista, pero al mismo tiempo pertenece a un saber reservado a unos pocos.

La mitología como mecanismo conceptual es lo más cercano al nivel sencillo de las más antiguas conceptualizaciones para el mantenimiento de universos, basta definir la mitología como una concepción de la realidad que plantea la continua penetración del mundo de la experiencia cotidiana por fuerzas sagradas. Esta concepción entraña naturalmente un alto grado de continuidad entre el orden social y el cósmico, y entre todas sus respectivas legitimaciones: toda la realidad aparece como hecha de una misma materia. El fenómeno históricamente recurrente de tradiciones mitológicas contradictorias puede subsistir paralelamente sin integración teórica, esa incoherencia se siente sólo después que las tradiciones se han vuelto problemáticas y que ya ha ocurrido una especie de integración, una vez que se hace sentir la necesidad de integración las construcciones mitológicas pueden adquirir gran artificiosidad teórica, baste con citar el ejemplo de Homero.

"Sistemas mitológicos más elaborados se esfuerzan por eliminar incoherencias y mantener el universo mitológico en términos integrados teóricamente, el cosmos aun puede concebirse según las fuerzas o seres sagrados de la antigua mitología pero esas entidades sagradas han sido desplazadas a una distancia mayor en los conceptos teológicos. El pensamiento mitológico funciona dentro de la continuidad que existe entre el mundo humano y el de los dioses, el pensamiento teológico sirve para mediar entre esos mundos, justamente porque su continuidad originaria ahora parece haberse roto. Con la transición de la mitología a la teología, la vida cotidiana parece estar menos penetrada continuamente por las fuerzas sagradas. El cuerpo de conocimiento teológico aun en aquellos lugares donde no se ha institucionalizado deliberadamente como esotérico, sigue siendo "secreto" en virtud de su ininteligibilidad para el pueblo en general. La coexistencia de una mitología sencilla entre las masas y una teología sofisticada entre una élite de teorizadores que contribuyan ambas a mantener el mismo universo simbólico es un fenómeno histórico frecuente. Solamente si se tiene este fenómeno en mente es posible llamar por ejemplo "budistas" a las sociedades tradicionales del lejano oriente o llegado el caso llamar "cristiana" a la sociedad medieval. A veces puede ocurrir que un universo alternativo tenga un atractivo misional, ciertos individuos o grupos dentro de nuestra propia sociedad tal vez podrían sentir la tentación de "emigrar" del universo tradicional o -peligro aún mayor- de cambiar el universo antiguo según el modelo del nuevo. Resulta fácil imaginar por ejemplo cómo el advenimiento de los griegos patriarcales debe de haber trastornado el universo de las sociedades matriarcales que a la sazón existían a lo largo del mediterráneo oriental. El universo griego debe haberles parecido sumamente agradable a los varones que en esas sociedades se hallaban dominados por sus mujeres y sabemos que la Magna Mater causó gran impresión en los mismos griegos. En la mitología griega abundan las elaboraciones conceptuales que demostraron ser necesarias para resolver este problema". (Peter Berger y Thomas Luckmann, La construcción social de la realidad, ed. Amorrortu, 2006, orig. 1966, Buenos Aires, Pags. 143 y ss).

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