martes, 18 de enero de 2011

funciones de legitimación

Una función legitimadora de los universos simbólicos es la de la "ubicación" de la muerte, que tiene importancia para la biografía de sus individuos y es donde se revela con importancia trascendental el carácter apaciguador fundamental de las legitimaciones definitivas de la realidad cotidiana. La experiencia de la muerte de otros y posteriormente la anticipación de la muerte propia plantea la situación marginal por excelencia para el individuo, plantea la amenaza más terrible para él. Todas las legitimaciones de la muerte deben cumplir la misma tarea esencial: capacitar al individuo para seguir viviendo en sociedad después de la muerte de otros significantes y anticipar su propia muerte con un terror que al menos se halla suficientemente mitigado como para no paralizar la realización continua de las rutinas de la vida cotidiana.

La legitimación del orden institucional también se ve ante la necesidad de poner una valla al caos. Toda la realidad social es precaria, todas las sociedades son construcciones que enfrentan el caos. La constante posibilidad de terror anómico se actualiza cada vez que las legitimaciones que oscurecen la precariedad están amenazadas o se desploman. El temor que acompaña a la muerte de un rey especialmente si acaece con violencia repentina expresa este terror y lo trae desde el caos hasta una cercanía consciente. Tiene que comprenderse como a los acontecimientos de esta indole tienen que sucederles inmediatamente las más solemnes reafirmaciones sobre la realidad continuada de los símbolos protectores.

El universo simbólico también posibilita el ordenamiento de las diferentes fases de la biografía. En las sociedades primitivas los ritos de pasaje representan la función nómica en forma prístina, la periodización de la biografía se simboliza en cada etapa, la niñez, la adolescencia, la adultez, con referencia a la totalidad de los significados humanos. Sería un error pensar aquí en las sociedades primitivas solamente, una teoría psicológica moderna sobre el desarrollo de la personalidad puede cumplir igual función. El individuo que pasa de una fase biográfica a otra puede percibirse él mismo como repitiendo una secuencia ya establecida en la "naturaleza de las cosas" o en su propia "naturaleza", vale decir que puede él infundirse la seguridad de que vive correctamente.

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