Resultaría que, en el fondo, la mujer domina en las sociedades evolucionadas, sojuzgando a la vergüenza con la culpa, enmascarada bajo la pena autoimpuesta de una aparente fragilidad o falsa posición subalterna.
Pues, digo retorciendo más aún los argumentos, la culpa es hija de la inteligencia -por tanto traidora a la naturaleza- y usa recursos de encubrimiento para la dominación del otro. En tanto el macho -el bruto a pecho descubierto-, que aparece como vengador y opresor, no es más que un títere en manos de estas técnicas encubridoras.
Se hace evidente que uno domina también por el sentimiento de culpa y de debilidad, es así cómo vorazmente las últimas técnicas publicitarias están también dominando su estrategia hasta hacerse a veces insoportables.
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