martes, 18 de enero de 2011

otra lectura económica y el último prestatario

Se ha hablado de exceso de crédito, de exceso de deuda, pero también se podría hablar de exceso de capacidad productiva mundial. De exceso de viviendas, en nuestro caso.

A veces los conflictos comerciales se producen porque cada parte aplica lo que se denomina “aranceles técnicos” (homogeneización de calidades, cuestiones sanitarias, etc.). Si sólo fuese eso todos estos conflictos comerciales tendrían soluciones, también técnicas, que serían puestas en evidencia por los arbitradores. Pero se trata del comercio mundial también, donde interviene la OMC, jueces y abogados.

Pero hay otra guerra financiera que es la guerra entre el euro y el dólar, que adopta la forma de guerra comercial. Cuando se fundamenta en el exceso de producción, y en ver quién absorbe más exportaciones. Y tiene que ver también con el enorme triple déficit de los EEUU. Los EEUU quieren salir cuanto antes de la recesión y no quieren encontrarse con problemas inflacionistas.

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Extraígo algunos textos de Krugman, premio nobel de economía:

La solución es que el Estado se convierta en el último prestatario, gastando más.

“¿Y cuál es la solución? A corto plazo, la única forma de evitar una recesión profunda cuando casi todo el mundo en el sector privado está tratando de pagar su deuda simultáneamente es que el Gobierno se mueva en la dirección contraria: que se convierta, de hecho, en el prestatario de último recurso, emitiendo deuda y gastando más a medida que el sector privado se retrae. Cuando el momento Minsky es más intenso, los déficits presupuestarios no solo son buenos, son necesarios. En realidad, el aumento de los déficits presupuestarios en todo el mundo entre 2007 y 2009 posiblemente fue más importante aún que los rescates financieros para evitar que la crisis del mercado inmobiliario desencadenase una repetición de la Gran Depresión en toda su magnitud.”

“Pero, antes o después, la música se detiene: hay un momento Minsky en el que todos los actores se dan cuenta (o los acreedores les obligan a darse cuenta) de que los precios de los activos no van a subir eternamente y de que los prestatarios han asumido una deuda excesiva.

Pero ¿no es esta nueva prudencia algo bueno? No. Cuando un individuo intenta pagar lo que debe, no hay ningún problema; pero cuando todo el mundo trata de hacerlo al mismo tiempo, las consecuencias pueden muy fácilmente ser destructivas para todos los implicados. El proceso de destrucción se observa más claramente en el sector financiero, donde el intento por parte de todo el mundo de pagar su deuda vendiendo activos al mismo tiempo puede llevar a un círculo vicioso de precios que se hunden y angustia creciente.”

“Según el análisis de Koo, los intentos simultáneos por parte de muchos actores privados de pagar sus deudas condujeron a una “falacia de la composición”, que está estrechamente relacionada con la famosa (aunque muy a menudo subestimada) “paradoja del ahorro”. Cada corporación o familia individual recorta el gasto en un intento por reducir la deuda; pero estos recortes del gasto reducen los ingresos de todo el mundo y mantienen la economía permanentemente deprimida.”

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