martes, 18 de enero de 2011

la araña herética

"La araña herética" (Haereticus araneus) es un tratado teológico contra los protestantes, compuesto por el jesuita belga Jean David (1546-1613), autor todavía reverenciado en Francia en el siglo XIX (por su "Paradisus sponsi el sponsae", Amberes, 1607). Lleva una leyenda en versos latinos: "A cualquiera que desee protegerse del veneno herético, o bien ya afectado demande anhelante el socorro de una medicina, le doy un consejo; que esta imagen se cuelgue debajo de sus entrañas y que se lea este libro sin descanso".

A este respecto se puede hacer el paralelo entre la imagen de la araña y el pasaje del texto titulado: "las arañas que habitan el domicilio del Amor", exposición perfectamente clara ("de araneis qui Amoris domicilium incolunt"); en cuanto a la araña tarántula y su mordedura venenosa -materia tratada por los cronistas, referida a las razones de la magia-, ésta tan antigua y salvaje temática es igualmente objeto de las cultas observaciones de J. David, autor de la Araigneé hérétique.

Otras evocaciones del cuadro, que aparece en ese fragmento, subrayan la complejidad de la composición y la elevada historia que gobierna las figuraciones contenidas en la tela de esta araña gigante: un monstruo alado (uniendo probablemente dos significantes distintos: el Minotauro, nacido de amores contra natura, y el Dédalo, carcelero del monstruo y señor del laberinto del que sólo él podía escapar gracias a sus alas), el árbol de la horca y el suicidado, alegoría que en la tradición no está necesariamente ligada a la representación autopunitiva, pero designa también el deseo de retorno a la Madre.

Este sumario esclarecimiento pone en evidencia el encadenamiento al que procede la institución, en su imaginería de acompañamiento como en su texto, para encerrar sus enunciados en una lógica: "El error= el horror sexual, enuncia el discurso dogmático de la tradición, y el herético sigue siendo sin escapatoria presa de los animales lúbricos; sólo la medicina del buen texto le volverá a dar el amor de su madre que él cree encontrar en el balanceo del ahorcado".

Sería necesario reunir la buena ciencia basada en el reconocimiento de la culpa, y recordar la terapéutica de ese ritual de liberación de la confesión que lava al culpable.

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