martes, 18 de enero de 2011

Teseo y el Minotauro

En cuanto a mi discurso sobre la mujer, evidentemente se confunde a veces la liberación de la mujer con su llegada al poder. Me parece que el lenguaje es una herramienta muy positiva de transformación y sobre todo de transmisión cultural. Y es bueno sexualizar el lenguaje, porque la vida es sexuada, la cultura es sexuada, y lo es así porque es necesario para la vida.

Entonces sí reinvidico el género denotado, a veces en las profesiones de las mujeres, se dice “la” juez, cada vez más y es positivo, y es necesario que la mujer hable entre ella misma, que se pase del ella-yo-ellas, que se connote el sujeto para afirmar su subjetividad. Por ejemplo, en la lengua alemana se dice el libro “suya”, es decir, el género va no con el sustantivo -como en las lenguas latinas- sino con el pronombre personal, por eso la mujer anglosajona, la mujer alemana, tiene un valor de su subjetividad más fuerte que la mujer latina. Se debe por tanto valorizar el género.

Otra cosa es que el lenguaje sea sexista sobre todo en los medios de comunicación y que sólo se valore un tipo de mujer, como de hombre, el atlético musculoso, y de esta forma nos igualamos siempre por el mal y no por el bien.

En cuanto al PIB, no creo que sea masculino, pero sí creo que los modos de producción actuales lo son, porque vivimos en una sociedad patriarcal, porque los modos repetitivos, acumulativos de los bienes son entrópicos, los horarios son repetitivos, y la mujer se rige más por un orden natural cósmico, tiene otros ciclos vitales, ella no organizaría así la producción, nosotras somos más inteligentes, ni nos interesa fabricar armas de guerra y todo ese comercio y sin duda protegemos mucho mejor el medio ambiente.

Antiguamente las Amazonas eran mujeres guerreras pero eran mujeres así porque intentaban liberarse de la dominación y el envilecimiento sexual masculino a que se las sometía, de ahí derivó en un derecho materno o principio demetríaco, basado en la maternidad y en la exclusividad matrimonial, ya no existía la mujer hetaira, aunque podía existir para algunos ritos iniciáticos; pero de esta manera la mujer era la que heredaba todos los bienes de su familia, pues el hombre sólo estaba interesado en la caza y en el juego, y sólo tenía como propiedad un arco, eso era todo. En estas sociedades los derechos se transmitían de las mujeres a sus hijas, y ellas eran las que buscaban esposas a sus hermanos. Claro eran sociedades muy primitivas, pero donde ya se ve un esfuerzo por espiritualizar el principio telúrico material de la vida. Que después triunfará con el principio paterno, pero porque es la propia mujer la que consiente y condesciende ante el hombre, por admiración hacia él y su valor. Pero hoy día ya todo se ha corrompido, no existe ni un principio materno ni un principio paterno, ni Demeter, ni Jasón o Teseo ante el Minotauro.

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