martes, 18 de enero de 2011

el debilitamiento de los lazos religiosos

Estamos asistiendo a un mundo donde se da un debilitamiento de los lazos religiosos. Tal vez la familia había sido el pilar que había sostenido al vínculo religioso y al Estado en otros tiempos, pero ahora con los modos de producción capitalistas el vínculo de la familia se ha debilitado. Se estaría renunciando a unos lazos para crear otros más individualistas.

La conciencia de culpa, por lo demás, según Freud y a Kolakowski, no consistía en la aserción de la corrección o incorrección de un “juicio de valor”, ni tampoco cabe reducirla al temor de la sanción legal, teniendo más que ver con un sentimiento de pavorosa desolación ante una acción que infringe el “orden cósmico” y, por tanto, no me afecta sólo a mí, en cuanto a infractor, sino al universo entero, al que amenazaba con sumirlo en el caos y la incertidumbre.

Freud puede así caracterizarla como la “ansiedad que sigue a la transgresión no de una ley sino de un tabú”. La presencia del tabú es, a la vez, el pilar inamovible de cualquier sistema moral, y es diferente de un sistema penal, que aspire a ser viable y un componente integral de la vida social. Tampoco la religión es una colección de enunciados acerca de la vida de Dios y la Providencia, los cielos y el infierno; ni la moralidad tampoco es un conjunto codificado de pronunciamientos normativos, sino que son la adhesión vivida a un orden de tabúes. Y para Freud no había duda que el tabú se ubicaba en el reino de lo sagrado.

Freud mostró suficientemente la relación entre la progresión de la tolerancia y el debilitamiento de los lazos amorosos de los que se alimentaba el sentimiento religioso. Y esto se refería, sobre todo, al papel desempeñado por la conciencia de culpa en la constitución moral de nuestra especie tal y como la conocemos.

Pero el tabú lo que nos da es esa dimensión de transgresión de un orden total, de un universo entero, esto es lo que produce el caos y el sentimiento de culpa.

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