miércoles, 19 de enero de 2011

el estilo feudal de la propiedad

Podemos juzgar la importancia política de las variadas formas que pudo tomar el espíritu propietario bajo sus diagramaciones jurídicas desde la época miedeval. El estilo feudal de la propiedad contribuyó a definir el sujetamiento hereditario del campesino en la edad precapitalista, escamoteando progresivamente la servidumbre, paulatinamente modificada en una seguridad fijada en derechos referentes a la tierra. Ese desarrollo hacia formas progresivamente elaboradas de la propiedad (con el instrumental lógico de los juristas, inteligentes copistas del Derecho romano) se manifestó igualmente a escala de las funciones reconocidas como más nobles (funciones declaradas no serviles, dignas del hombre libre de la antigüedad), especialmente las que rodean a la omnipotencia, primero la Iglesia, luego el Estado monárquico. De este modo el beneficio eclesiástico, gratificación del titular de la función clerical, propuso su modelo a los innumerables "oficios" del Antiguo Régimen, equivalentes prácticos de las clasificaciones feudales en el interior de las cuales se esbozaba la reivindicación antiseñorial del campesinado.

Por esta escalera ha descendido el funcionario tipo, que finalmente es tan sólo un pequeño propietario, de la misma raza que el rural, un verdadero kúlak, un hombre que sabe encarnar la cosa que posee, su derecho, su bien. Sobre todo su espacio histórico, la institución trazaba con ello su observancia. Pero, lo he venido observando en el post anterior, el discurso de los juristas en el Estado liberal y burgués sustrajo metódicamente esta realidad, cuyo mito regulador debió sufrir algunos retoques, al menos en sus enunciados retóricos. Es fácil descubrir la razón de ello. La transformación del Derecho administrativo acompaña el desarrollo de la civilización burguesa y moderniza las técnicas de la sujeción. El Derecho administrativo tal como los juristas del siglo XIX lo modelaron sobre la base de los ideales, Libertad, Igualdad, Fraternidad, dispone de fundamentos simbólicos indiscutibles.

He aquí por qué la idea feudal, es decir, la confusión entre la cuestión de la protección económica y la cuestión política de la jerarquía se encontró sistemáticamente eludida por los especialistas de la burocracia, lógicos del derecho administrativo, gracias al nuevo mito de los hermanos iguales que se aman. Esa idea feudal permanece censurada, pues pondría en evidencia la mistificación de la cultura burguesa en materia de Poder. El Estado llamado liberal no es otra cosa que el Estado-pontífice, el estado y la jerarquía.

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