miércoles, 19 de enero de 2011

excomulgado vitandus, el loco

La palabra está abolida. La institución lo muestra a todos en su "reserva", y semejante ostentación para manifestar el silencio nos advierte que la inocencia pertenece al poder de la institución y solamente a ella.

El debe ser "evitado" (excomulgado vitandus). Se habla del loco, categoría diferente de aquella donde yace el excomulgado pero que está relacionada con ella por el rodeo de una teoría general de la culpa y el pecado. Pero lo principal es que la institución funciona a "teatro cerrado" por una doctrina del encierro, léase sobre el asunto la experta tesis de Michel Foucault. La locura, en tanto que empuja a actos ilícitos, a menudo es percibida a través de las penas enviadas desde arriba para castigar al género humano por su pecado original (a igual que las enfermedades, el dolor, etc.). El derecho penitenciario es una de sus ramas para el establecimiento asilar y su rebaño de reclusos. ¿Puede el loco cometer una falta y ser penado por ello? Todos estos temas que fueron perfeccionados en la edad media hoy día están censurados en el reparto de la comedia del mundo moderno.

El que no está loco, es de los amables súbditos de la sonrisa. En este implacable tratamiento se es el rebelde y el juego escolástico de las distinciones señala que la institución funciona a "teatro cerrado". Nadie sale de la institución. El discurso de la Ley recupera al loco en una red de doctrina donde se transparentan el temor social que inspira el demente, o el ser peligroso.

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