miércoles, 19 de enero de 2011

Mill y la propiedad privada

Efectivamente, si bien en principio Mill habí­a sido partidario de la propiedad privada y la herencia, y a lo único a que aspiraba era a eliminar la primogenitura y las leyes restrictivas de la herencia, poco a poco fue cambiando de parecer.

Y de ser un demócrata no socialista pasó a ser, por influjo sin duda de su compañera, menos demócrata, ya que le aterraban el egoí­smo y la brutalidad de la masa en tanto no se verificasen los cambios que a las instituciones y a la educación les estaba encomendados.

Tanto su ideal como el de Harriet Taylor "iba mucho más allá de la democracia", considerándose ambos clasificables "decididamente bajo la denominación general de socialista".

Aunque ambos, Mill y Taylor, repudiaban la tiraní­a de la sociedad sobre los individuos que se daba en la mayor parte de los sistemas socialistas, esperaban las transformaciones pertinentes, a fin de que se llevase a cabo la conjunción de "la libertad de acción con la propiedad común de las materias primas del globo y una igual participación en todos los beneficios producidos por el trabajo conjunto."

La lectura de los "Principios de economí­a polí­tica" de Mill es indicada para comprender su apoyo decidido a la justa distribución del bienestar y su desprecio por la acumulación de la riqueza, insistiendo en la necesidad de "moderar la excesiva importancia que se atribuye al simple incremento de la producción y fijar atención sobre una mejor distribución y una remuneración amplia del trabajo, considerándolos como los dos objetivos más importantes para alcanzar."

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